miércoles, 26 de diciembre de 2018

Que tus ojos puedan ver al Redentor


Porque han visto mis ojos tu salvación, que has preparado a la vista de todos los pueblos: luz que ilumina a las naciones y gloria de tu pueblo Israel. 
Lucas 2:30-32. NVI.

Lectura: Lucas 2:21-40.  Versículos del día: Lucas 2:30-32.

MEDITACIÓN DIARIA

Simeón era un hombre justo y lleno del Espíritu Santo, el cual le reveló que no moriría sin ver al Redentor del mundo. Así fue que cuando llevaron el Niño a Jerusalén para presentarlo en el templo, él elevó una oración al Señor dándole las gracias por haber visto el cumplimiento de la promesa (vv. 25-29). Una promesa que no era solamente para él, sino que estaba preparada para todos los pueblos. “luz que ilumina a las naciones”.
Te pregunto: ¿Has tenido la oportunidad de ver o experimentar la salvación? Muy seguramente al comprobar que Jesús es la luz que ilumina a cada persona en común, también te voltees a adorar a Dios por ese beneficio que te ha otorgado. Oro para que no vayas a morir sin haber conocido al Salvador. Lo primero que tienes que hacer es permitirle que nazca en el pesebre de tu corazón; decirle que crees en Él como el Hijo de Dios; que perdone tus pecados y te de vida terna. Si no lo has hecho te invito a orar así:

Señor Jesús: te ruego que me llenes de tu Santo Espíritu para entender el verdadero significado de la Navidad. Entender que ese Niño que nació en Belén es el Hijo de Dios quien vino a salvarme. Te ruego que esa luz que eres Tú, también llegue hasta mí. Ven a morar en mi corazón. Perdona mis pecados; toma el control del trono de mi vida y hazme la persona que deseas que yo sea. Gracias por perdonarme y limpiarme. Gracias porque Contigo tendré un espacio en el cielo por siempre. Amén.

Un abrazo y bendiciones.

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