jueves, 6 de diciembre de 2018

Sin temor dar el primer paso


El arca del pacto, que pertenece al Soberano de toda la tierra, cruzará el Jordán al frente de ustedes. 
Josué 3:11. NVI.

Lectura: Josué 3:1-17.  Versículo del día: Josué 3:11.

MEDITACIÓN DIARIA

El Señor engrandeció a Josué igual que lo hizo con Moisés. Así que abrió también las aguas del Jordán para que el pueblo de Israel pudiera cruzarlo sin impedimento alguno. Tal vez nos asombramos cuando el Señor abrió el mar rojo para que lo cruzaran años atrás y en esta ocasión vuelve a repetirlo como para que no queden dudas de su poder.
Lo anterior nos demuestra a mi parecer dos cosas: la primera que Dios utiliza a los que le sirven sinceramente y segundo que puede demostrar su gloria y majestad en cualquier momento. Por lo tanto, debemos disponernos siempre con la mayor voluntad para dejar que el Señor nos use y seamos en sus manos instrumentos valiosos como lo fueron Moisés y Josué. Hay muchos mares y ríos difíciles de cruzar. A nuestra vista imposibles; pero es Dios quien irá interviniendo y dándonos valor para decidirnos a actuar. Miremos lo que Dios hizo con Isael: “Ahora bien, las aguas del Jordán se desbordan en el tiempo de la cosecha. A pesar de eso, tan pronto como los pies de los sacerdotes que portaban el arca tocaron las aguas, estas dejaron de fluir y formaron un muro que se veía a la distancia, más o menos a la altura del pueblo de Adán, junto a la fortaleza de Saretán. A la vez, dejaron de correr las aguas que fluían en el mar del Arabá, es decir, el Mar Muerto, y así el pueblo pudo cruzar hasta quedar frente a Jericó” (vv. 15-16 la negrilla es personal). Por más que veamos que las aguas nos están anegando no dudemos en dar ese primer paso porque es ahí cuando el Señor va a proceder y va a demostrar su gloria en nuestras vidas. Recordemos que para Él no existen los imposibles llámese salud, escasez, relación o una situación espiritual.

Amado Dios: te damos gracias porque entendemos que Eres Tú quien vas al frente nuestro abriendo caminos, precisamente para acompañarnos en las situaciones que vemos imposibles de enfrentar. Gracias porque cada mañana nos renuevas las fuerzas y nos das el valor necesario para proseguir y alcanzar el triunfo. ¡Te alabamos buen Dios porque la victoria es tuya!

Un abrazo y bendiciones.

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