El arca del pacto, que pertenece al Soberano de toda la tierra, cruzará el Jordán al frente de ustedes.
Josué 3:11. NVI.
Lectura: Josué 3:1-17.
Versículo del día: Josué 3:11.
MEDITACIÓN DIARIA
El Señor engrandeció a Josué igual que lo hizo con
Moisés. Así que abrió también las aguas del Jordán para que el pueblo de Israel
pudiera cruzarlo sin impedimento alguno. Tal vez nos asombramos cuando el Señor
abrió el mar rojo para que lo cruzaran años atrás y en esta ocasión vuelve a repetirlo
como para que no queden dudas de su poder.
Lo anterior nos demuestra a mi parecer dos cosas: la
primera que Dios utiliza a los que le sirven sinceramente y segundo que puede
demostrar su gloria y majestad en cualquier momento. Por lo tanto, debemos
disponernos siempre con la mayor voluntad para dejar que el Señor nos use y
seamos en sus manos instrumentos valiosos como lo fueron Moisés y Josué. Hay muchos
mares y ríos difíciles de cruzar. A nuestra vista imposibles; pero es Dios
quien irá interviniendo y dándonos valor para decidirnos a actuar. Miremos lo
que Dios hizo con Isael: “Ahora bien, las aguas del Jordán se desbordan en el
tiempo de la cosecha. A pesar de eso, tan pronto como los pies de los
sacerdotes que portaban el arca tocaron las aguas, estas dejaron de
fluir y formaron un muro que se veía a la distancia, más o menos a la altura
del pueblo de Adán, junto a la fortaleza de Saretán. A la vez, dejaron de
correr las aguas que fluían en el mar del Arabá, es decir, el Mar Muerto, y así
el pueblo pudo cruzar hasta quedar frente a Jericó” (vv. 15-16 la negrilla es
personal). Por más que veamos que las aguas nos están anegando no dudemos en
dar ese primer paso porque es ahí cuando el Señor va a proceder y va a
demostrar su gloria en nuestras vidas. Recordemos que para Él no existen los
imposibles llámese salud, escasez, relación o una situación espiritual.
Amado Dios: te damos gracias porque entendemos que
Eres Tú quien vas al frente nuestro abriendo caminos, precisamente para
acompañarnos en las situaciones que vemos imposibles de enfrentar. Gracias
porque cada mañana nos renuevas las fuerzas y nos das el valor necesario para
proseguir y alcanzar el triunfo. ¡Te alabamos buen Dios porque la victoria es
tuya!
Un abrazo y bendiciones.
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