lunes, 11 de junio de 2018

Toda la riqueza le pertenece a Dios y es para su gloria


―Les aseguro —comentó Jesús a sus discípulos— que es difícil para un rico entrar en el reino de los cielos. 
Mateo 19:23. NVI.

Lectura: Mateo 19:16-30.  Versículo del día: Mateo 19:23.

MEDITACIÓN DIARIA

Si el mismo Señor Jesús dijo que era difícil para un rico entrar en el reino de los cielos, es porque así es. El mundo, sus riquezas y lujos son difíciles de dejar a un lado. Dios no quiere vernos pobres tampoco, pero sí desea que lo que nos ha dado, lo dejemos en sus manos; lo utilicemos en su obra. Si Dios nos da, es para saber dar también. Infortunadamente, el amor al dinero nos aleja del amor a Dios porque no podemos servir a Dios y a las riquezas. Definitivamente dice la Biblia que donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón (Mateo 6:21). El dinero no es malo; lo malo es la manera cómo lo vemos o como lo utilizamos. Además, nos corresponde ser buenos administradores de lo que Dios nos ha dado. Recordemos la parábola de las monedas de oro o llamada de los talentos en otras versiones (Mateo 25:14-30). El Señor nos pedirá cuentas de lo entregado; y si eso lo hemos administrado bien, tendremos un buen rendimiento de ello.
Personalmente, estoy convencida que no solamente tiene que ver con la riqueza material. El Espíritu Santo ha derramado en todos algún don o regalo extra. ¿Cómo lo hemos invertido para engrandecer el Nombre del Señor?
Reflexionemos sobre el tema y primero que todo démosle gracias por lo entregado. No puedes decir que no tienes nada. Tienes la vida, salud, un techo, una cama, alimento, abrigo. Quizá ¡tienes unos hijos! ¡Qué regalo tan maravilloso! Es el momento de entregarle al Señor todo lo que tenemos. Él mejor que nadie nos ayudará con su Santo Espíritu a administrarlo de la mejor manera y para su gloria y honra.

Amado Dios: Son tantas las riquezas que nos has dado que no tenemos palabras para agradecerte. Solo permite Señor que todas ellas las pongamos en tus manos para de este modo decirte: ‘gracias’ y que tu Nombre sea exaltado para que otros te conozcan y lleguen a tus pies. ¡Te alabamos bendito Dios! ¡Eres Santo y Bondadoso!

Un abrazo y bendiciones.

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