Adelántate al pueblo —le aconsejó el Señor— y llévate contigo a algunos ancianos de Israel, pero lleva también la vara con que golpeaste el Nilo. Ponte en marcha, que yo estaré esperándote junto a la roca que está en Horeb. Aséstale un golpe a la roca, y de ella brotará agua para que beba el pueblo.
Éxodo 17:5-6 NVI.
Lectura: Éxodo 17:1-7.
Versículos del día: Éxodo 17:5-6.
MEDITACIÓN DIARIA
No deja de asombrarme la paciencia del Señor con el
pueblo de Israel. Una y otra vez se enfurecían contra Moisés y Aaron ya fuera
porque no tenían pan ni carne o porque como en este caso no tenían agua (vv.
1-4 en la lectura). El Señor les mandó pan del cielo (maná) y codornices en
abundancia (Éxodo 16:1-16).
Quizá pueda ser esta nuestra situación. Todos pasamos
por momentos críticos ya sea en el campo financiero, físico, emocional y hasta
espiritual. Pero el gran amor del Señor nunca se agota y su misericordia se
extiende sin límite alguno. Lo mejor es hacerle caso y creer en lo que dice su
Palabra. “Fíjense en las aves del cielo: no siembran ni cosechan ni almacenan
en graneros; sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes
mucho más que ellas?” (Mateo 6:26). Alguien me decía por el chat en estos días
que, si Dios no contestaba nuestra oración acorde con lo pedido, era porque nos
tenía algo muchísimo mejor. Y así es. El Señor también nos afirma que cada día
lleva su propio afán. Entonces, démosle gracias por el día en que podemos
levantarnos y por la noche en que podemos acostarnos. Nuestra propia vida ya es
un milagro. “Por lo tanto, no se angustien por el mañana, el cual tendrá sus
propios afanes. Cada día tiene ya sus problemas” (Mateo 6:34). El Señor no deja
de cuidarnos. Esa es una buena garantía para todos los cristianos.
Amado Señor: venimos a tu Presencia a poner delante de
Ti nuestras cargas. Tú las conoces, pero te gusta que hablemos Contigo y te las
contemos con toda sinceridad. Gracias porque siempre estás pendiente de
nosotros. A veces creemos no verte pero estás ahí, presente, igual que con los
israelitas cuando andaban agobiados, cansados y sedientos por el desierto. Como
ellos también cruzamos nuestro desierto y también nos respondes porque nos amas
y quieres darnos lo mejor. Te damos gracias bendito Señor. Eres un Dios fiel,
amoroso y misericordioso. Perdona las veces que hemos dudado de tu poder y
permítenos seguir adelante valientemente y sin desmayar.
Un abrazo y bendiciones.
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