lunes, 4 de junio de 2018

Su cuidado es una garantía para nosotros


Adelántate al pueblo —le aconsejó el Señor— y llévate contigo a algunos ancianos de Israel, pero lleva también la vara con que golpeaste el Nilo. Ponte en marcha, que yo estaré esperándote junto a la roca que está en Horeb. Aséstale un golpe a la roca, y de ella brotará agua para que beba el pueblo. 
Éxodo 17:5-6 NVI.

Lectura: Éxodo 17:1-7.  Versículos del día: Éxodo 17:5-6.

MEDITACIÓN DIARIA

No deja de asombrarme la paciencia del Señor con el pueblo de Israel. Una y otra vez se enfurecían contra Moisés y Aaron ya fuera porque no tenían pan ni carne o porque como en este caso no tenían agua (vv. 1-4 en la lectura). El Señor les mandó pan del cielo (maná) y codornices en abundancia (Éxodo 16:1-16).
Quizá pueda ser esta nuestra situación. Todos pasamos por momentos críticos ya sea en el campo financiero, físico, emocional y hasta espiritual. Pero el gran amor del Señor nunca se agota y su misericordia se extiende sin límite alguno. Lo mejor es hacerle caso y creer en lo que dice su Palabra. “Fíjense en las aves del cielo: no siembran ni cosechan ni almacenan en graneros; sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que ellas?” (Mateo 6:26). Alguien me decía por el chat en estos días que, si Dios no contestaba nuestra oración acorde con lo pedido, era porque nos tenía algo muchísimo mejor. Y así es. El Señor también nos afirma que cada día lleva su propio afán. Entonces, démosle gracias por el día en que podemos levantarnos y por la noche en que podemos acostarnos. Nuestra propia vida ya es un milagro. “Por lo tanto, no se angustien por el mañana, el cual tendrá sus propios afanes. Cada día tiene ya sus problemas” (Mateo 6:34). El Señor no deja de cuidarnos. Esa es una buena garantía para todos los cristianos.

Amado Señor: venimos a tu Presencia a poner delante de Ti nuestras cargas. Tú las conoces, pero te gusta que hablemos Contigo y te las contemos con toda sinceridad. Gracias porque siempre estás pendiente de nosotros. A veces creemos no verte pero estás ahí, presente, igual que con los israelitas cuando andaban agobiados, cansados y sedientos por el desierto. Como ellos también cruzamos nuestro desierto y también nos respondes porque nos amas y quieres darnos lo mejor. Te damos gracias bendito Señor. Eres un Dios fiel, amoroso y misericordioso. Perdona las veces que hemos dudado de tu poder y permítenos seguir adelante valientemente y sin desmayar.

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: