Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar a mi hermano que peca contra mí? ¿Hasta siete veces?
Mateo 18:21 NVI.
Lectura:
Mateo 18:21-35. Versículo diario: Mateo
18:21.
MEDITACIÓN
DIARIA
Pedro le
pregunta al Señor si tiene que perdonar al hermano que peca contra él siete
veces y el Señor le responde que no son siete sino setenta y siete. Otras
versiones hablan de “hasta setenta veces siete”. O sea, cuantas veces sea necesario. No es
fácil, pero es el mandato. El Señor aprovecha la ocasión para relatarles la
parábola del siervo despiadado, donde un rey decidió poner al día sus cuentas
con los siervos que le habían pedido prestado dinero y le perdonó la deuda a
uno que le debía miles de monedas de oro. Sin embargo, al salir éste, se
encontró con un compañero que le debía cien monedas de plata y a pesar de que
el compañero le rogó que le diera tiempo para pagarle, no quiso aceptar y lo
envió a la cárcel hasta que le pagara lo debido. Cuando los otros siervos
vieron lo sucedido le fueron a contar al rey y el rey lo llamó: “¡Siervo
malvado! —le increpó—. Te perdoné toda aquella deuda porque me lo suplicaste.
¿No debías tú también haberte compadecido de tu compañero, así como yo me
compadecí de ti?” (vv. 32-33). Enojado el rey lo entregó a los carceleros para
que lo torturaran hasta que pagara toda la deuda.
Este relato
para hacernos ver que, si no perdonamos a los que nos ofenden, tampoco vamos a
recibir perdón de nuestro Gran Rey y Señor. Esto es lo que siempre se dice en
la oración por excelencia que nos dejó el Maestro, pero que se repite como
loros porque en el corazón no existe esa convicción. Perdonar es una decisión y
hay que decidir perdonar para no esclavizarnos por este pecado. Oremos para que
aprendamos a perdonar si en verdad queremos que Dios nos perdone.
Amado
Señor: venimos ante Ti para rogarte que pongas en cada uno de nosotros, la
disposición sincera de perdonar a los que nos han agraviado. Señor, no es fácil
en nuestra naturaleza humana hacerlo, pero recurrimos a tu gracia y
misericordia para que nos enseñes, sabiendo que, si no lo hacemos, Tú tampoco
nos perdonarás. ¡Te alabamos y te bendecimos!
Un abrazo y
bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario