jueves, 7 de junio de 2018

El que no perdona no puede ser perdonado


Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar a mi hermano que peca contra mí? ¿Hasta siete veces?
Mateo 18:21 NVI.

Lectura: Mateo 18:21-35.  Versículo diario: Mateo 18:21.

MEDITACIÓN DIARIA

Pedro le pregunta al Señor si tiene que perdonar al hermano que peca contra él siete veces y el Señor le responde que no son siete sino setenta y siete. Otras versiones hablan de “hasta setenta veces siete”.  O sea, cuantas veces sea necesario. No es fácil, pero es el mandato. El Señor aprovecha la ocasión para relatarles la parábola del siervo despiadado, donde un rey decidió poner al día sus cuentas con los siervos que le habían pedido prestado dinero y le perdonó la deuda a uno que le debía miles de monedas de oro. Sin embargo, al salir éste, se encontró con un compañero que le debía cien monedas de plata y a pesar de que el compañero le rogó que le diera tiempo para pagarle, no quiso aceptar y lo envió a la cárcel hasta que le pagara lo debido. Cuando los otros siervos vieron lo sucedido le fueron a contar al rey y el rey lo llamó: “¡Siervo malvado! —le increpó—. Te perdoné toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también haberte compadecido de tu compañero, así como yo me compadecí de ti?” (vv. 32-33). Enojado el rey lo entregó a los carceleros para que lo torturaran hasta que pagara toda la deuda.
Este relato para hacernos ver que, si no perdonamos a los que nos ofenden, tampoco vamos a recibir perdón de nuestro Gran Rey y Señor. Esto es lo que siempre se dice en la oración por excelencia que nos dejó el Maestro, pero que se repite como loros porque en el corazón no existe esa convicción. Perdonar es una decisión y hay que decidir perdonar para no esclavizarnos por este pecado. Oremos para que aprendamos a perdonar si en verdad queremos que Dios nos perdone.

Amado Señor: venimos ante Ti para rogarte que pongas en cada uno de nosotros, la disposición sincera de perdonar a los que nos han agraviado. Señor, no es fácil en nuestra naturaleza humana hacerlo, pero recurrimos a tu gracia y misericordia para que nos enseñes, sabiendo que, si no lo hacemos, Tú tampoco nos perdonarás. ¡Te alabamos y te bendecimos!

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: