Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva la firmeza de mi espíritu.
Salmo 51:10. NVI.
Lectura:
Salmo 51:1-19. Versículo del día: Salmo
51:10.
MEDITACIÓN
DIARIA
David
escribió este Salmo después de haber adulterado con Betsabé. Adulterio que lo
llevó a engañar, asesinar y abusar de la autoridad. El profeta Natán fue a
visitarlo y le hizo caer en cuenta de su pecado. Cuando entendió la magnitud de
todas sus bajezas, se rindió ante el Señor para pedir perdón y clemencia por su
vida.
Creo que si
nos doliera pecar tanto como le sucedió al Rey David, seríamos más sinceros con
Dios y trataríamos de enmendar nuestras acciones. Infortunadamente dentro del
pueblo cristiano especialmente latinoamericano se presenta quizá el
subconsciente de la religión tradicional de: peco, confieso y empato, como si
el Señor fuera un títere que se mueve inestablemente y a quien podemos manejar
a nuestro antojo.
Ojalá todos
tuviéramos el suficiente carácter para enfrentarnos a Dios con temor reverente
y sentir el dolor profundo de haberle fallado. Humillémonos para que sea Él
mismo perdonando y limpiando toda maldad (1 Juan 1:9).
Amado
Señor: Si entendiéramos que la apatía e indiferencia hacia Ti es la consecuencia
del pecado y que al estar en esta condición toda relación Contigo se rompe,
seríamos más humildes para pedirte perdón y a la vez para sentir un profundo
dolor por el hecho que haberte transgredido. Enséñanos buen Dios a vivir en
santidad para poder acercarnos al trono de la gracia libres de toda culpa. ¡Gracias
por tu Palabra que es verdad!
Un abrazo y
bendiciones.
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