sábado, 23 de junio de 2018

A mi niña ya mujer


Fuerte es el amor, como la muerte, y tenaz la pasión, como el sepulcro. Como llama divina es el fuego ardiente del amor. Ni las muchas aguas pueden apagarlo, ni los ríos pueden extinguirlo. 
Cantares 8:6b-7a. NVI.

Lectura: Cantares 8:3-7.  Versículo del día: Cantares 8:6b-7a. 

MEDITACIÓN DIARIA

Mi Sarita: Hoy emprendes una nueva vida y ves un lecho de rosas que perfuman tu existencia y te llenan de felicidad. Sin embargo, recuerda mi Princesa que las rosas también tienen espinas y hay que saberlas manejar para no hacernos daño. El amor que Dios espera del hombre y la mujer que deciden unir sus vidas bajo su protección, está basado en el mismo amor que Él ofrece a su Iglesia. Por eso mi niña linda, el amor es fuerte y se compara con una llama divina y ardiente donde cuando existe arraigado en el corazón, no lo pueden apagar ni extinguir las muchas aguas.

Cada vez que surjan altibajos, evoca que, si el Señor está siempre ahí para perdonarnos y volvernos nuevamente a tomar entre sus brazos, de igual manera nos corresponde hacerlo con nuestro amado, porque el verdadero amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta (1 Corintios 13:7). 
En mi corazón siempre estarán los besos de mariposa arraigados a mis oraciones por tu felicidad.

Dios y Señor mío: te entrego a mi hijita para que seas Tú mismo guiándola por la senda que le has trazado junto al hombre que ella ama. Cúbrelos con tu preciosa sangre y llénalos de la plenitud de tu Espíritu para que siempre caminen Contigo en el centro y ellos a cada lado aferrados de tu mano Prodigiosa. ¡Gracias bendito Señor por tu amor y tu bondad!    

Un abrazo y bendiciones.

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