jueves, 14 de junio de 2018

Aprendamos de paso dos lecciones


Amigo, no estoy cometiendo ninguna injusticia contigo. ¿Acaso no aceptaste trabajar por esa paga? Tómala y vete. Quiero darle al último obrero contratado lo mismo que te di a ti. 
Mateo 20:13-14.

Lectura: Mateo 20:1-16.  Versículos del día: Mateo 20:13-14.

MEDITACIÓN DIARIA

Al leer la parábola del viñador, se puede pensar que es injusto que los trabajadores que llegaron sobre la ultima hora de la tarde, ganen igual que los que empezaron el día laborando. Pero si vamos al fondo de la parábola, aprendemos varias cosas, no solamente en el área espiritual sino en el material también. Empecemos con el material: tenemos que reconocer en un jefe o patrón su autoridad y poderío respecto a su empresa. Hay un dicho que poco cae bien pero que es muy cierto: ‘el que manda, manda, aunque mande mal’. Igual se aplica para un caso como este. Si al jefe o dueño le viene bien pagar a todos por igual, siendo su paga lo contratado, ¿Quiénes son los obreros para inculparlo por una supuesta injusticia?
Veámoslo por el lado espiritual: El Señor es el dueño de todo ese viñedo y nos ha dejado a cargo de él. Tenemos que trabajar arduamente para sacarlo adelante. Las ovejas son muchas, pero poco los obreros. Pueda que unos hayan empezado desde los años juveniles; otros desde su madurez y por último los que lo conocieron ya en los años dorados. Todos desarrollan su labor sabiendo que el Señor es Justo y Misericordioso y que, así como al buen ladrón le dijo que ese mismo día estaría con Él en el paraíso, también lo hará con los que pueden llevar diez, quince, treinta y hasta más años, pero a todos los recibirá del mismo modo en el reino de los cielos. Igual pueda que algunos hayan llevado el mensaje por décadas y otros ni siquiera lo hicieron, porque el tiempo se les acabó como en el caso del ladrón. No por esto el Señor va a tratar diferente a los primeros que a los últimos. ¿Y quienes somos nosotros para refutarle al Dios Todopoderoso su decisión? 
Aprendamos las dos lecciones. Nos ayudará a entender mejor a los patrones y a admirar cada día más la misericordia de Dios para con nosotros.

Amado Señor: gracias porque de todas maneras, lo importante es que estamos ahí presentes tanto en el trabajo material como en el espiritual que es el que de verdad vale. Enséñanos a valorar lo que tenemos y a no criticar y juzgar sin motivo alguno a los que a bien nos han dado una labor para desarrollar. Pero por encima de todo lo terrenal, queremos agradarte a Ti y cumplir el cometido esparciendo tu mensaje para la salvación de los que no te conocen. ¡Gracias buen Dios Misericordioso por utilizarnos en tu obra! ¡Te amamos Señor!

Un abrazo y bendiciones.

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