Tanto la gente que iba delante de él como la que iba detrás gritaba: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!
Mateo 21:9.
Lectura:
Mateo 21:1-11. Versículo del día: Mateo
21:9.
MEDITACIÓN
DIARIA
Me
atrevería a pesar que cuando Jesús entró en Jerusalén, la gente lo aclamaba como
al gran profeta que en verdad era, pero no como al Salvador de sus vidas. Quizá
lo admiraban y congeniaban con Él, pero en el fondo de su corazón era eso: uno
más de los profetas. Y lo digo porque estos mismos que gritaban a lo largo de
la procesión, fueron los mismos que más adelante vociferaban a voz en cuello
pidiendo que Pilatos lo matara (Mateo 27:20-23).
Hay muchos
que son conscientes de que Jesús es el Señor, el Rey, el Salvador y sin embargo
de ahí no pasan. Su posición es tan cómoda que únicamente simpatizan con su Evangelio,
pero no lo toman como debe ser. Tan pronto escuchan un opositor, se van por su
lado sin importarles lo más mínimo; el todo para ellos es seguir la corriente
de la gente. Son la semilla que cayó en terreno pedregoso: oyeron con alegría
el mensaje, pero como no tiene raíz, fácilmente se aparta de ella cuando surgen
problemas o persecución (Mateo 13:20-21).
Vale la pena
preguntarte: ¿quién es para ti Jesús de Nazaret? ¿Un hombre bueno, un profeta,
un líder político?, ¿o en verdad el Salvador del mundo? Él vino por ti y por mí
a morir en una cruz para perdonar todos nuestros pecados y llevarnos a la vida
eterna. Si todavía no lo has reconocido como lo que es te invito a orar así:
Amado Señor
Jesús: reconozco que eres el Hijo de Dios, muerto y resucitado para venir a
salvarme. Hoy te entrego mi vida y te acepto como mi único y suficiente Señor y
Salvador. Perdona mis pecados y hazme la persona que deseas que yo sea. Gracias
por perdonarme y limpiarme y hacer de mí alguien nuevo. En tu Nombre Jesús,
amén.
Un abrazo y
bendiciones.
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