miércoles, 27 de junio de 2018

Qué bien nos hace se reprendidos con franqueza


Más vale ser reprendido con franqueza que ser amado en secreto.
 Proverbios 27:5.

Lectura: Proverbios 27:1-27.  Versículo del día: Proverbios 27:5.

MEDITACIÓN DIARIA

¡Cuántas veces no caemos por cosas sencillas! Puede ser porque hacemos un mal gesto, porque decimos algo con dureza o porque simplemente sale a relucir nuestra naturaleza pecaminosa con orgullo o prepotencia. Tengo que confesar que soy muy dada a hablar sin pensar, lo cual me lleva a herir sin querer a las personas. Gracias a Dios cuando en estas circunstancias caigo, por lo general he tenido a alguien a mi lado que me haga ver el error y yo pueda acercarme a la persona herida y pedirle perdón. También le doy gracias al Señor que me ha dado la capacidad de perdonar y de pedir perdón; en verdad esto no me cuesta y sé que es un regalo más de mi buen Dios.
La Biblia dice que la sabiduría es prudencia y discreción. “Yo, la sabiduría, convivo con la prudencia y poseo conocimiento y discreción” (Proverbios 8:12), y el no actuar de esta manera nos hace necios. “Así que tengan cuidado de su manera de vivir. No vivan como necios sino como sabios, aprovechando al máximo cada momento oportuno, porque los días son malos” (Efesios 5:15-16). Y me identifico plenamente con lo que dice el apóstol Pablo: “Yo sé que en mí, es decir, en mi naturaleza pecaminosa, nada bueno habita. Aunque deseo hacer lo bueno, no soy capaz de hacerlo. De hecho, no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero. Y, si hago lo que no quiero, ya no soy yo quien lo hace, sino el pecado que habita en mí”; “¡Soy un pobre miserable! ¿Quién me librará de este cuerpo mortal? ¡Gracias a Dios por medio de Jesucristo nuestro Señor!” (Romanos 7:18-20 y 24-25). ¡Qué bien nos hace ser reprendidos con franqueza! De lo contrario dejaríamos pasar estos hechos inadvertidos.

Amado Señor: sinceramente te doy gracias porque suele suceder que considero estar haciendo las cosas bien y cuando tengo una piedra de tropiezo fácilmente caigo. Es allí donde me demuestras que todavía me falta mucho para hacer tu voluntad y cumplir el mandato de amar al prójimo como es tu deseo. Toma Señor toda raíz de orgullo que haya en mi vida y transfórmalo en verdadera humildad. Perdona Señor las veces que he sido necia y no he dado el testimonio que esperas de mí. Gracias porque tu bendita sangre no solamente me perdona, sino que también me limpia de todo pecado. Sigue por favor Señor haciendo tu obra en mí. ¡Te alabo buen Dios y Señor mío! ¡Exaltado sea tu Nombre!   

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: