Quédense quietos, reconozcan que yo soy Dios. ¡Yo seré exaltado entre las naciones! ¡Yo seré enaltecido en la tierra!
Salmo 46:10.
Lectura:
Salmo 46:1-11. Versículo del día: Salmo 46:10.
MEDITACIÓN
DIARIA
Cuando el
Señor nos dice que nos quedemos quietos, es porque Él va a manifestar su gloria
a través nuestro. Por eso continúa el versículo diciendo: “¡Yo seré exaltado
entre las naciones! ¡Yo seré enaltecido en la tierra!”.
El Señor
quiere que le seamos instrumentos en sus manos prodigiosas. Bien puede ser
utilizándonos en su obra para transmitir el mensaje de salvación, como puede
ser en una enfermedad física o inclusive en un decaimiento espiritual. “Dios es
nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos de
angustia” (v. 1). Lo importante en esto es pedir la ayuda del Espíritu Santo
para que nos guíe a toda verdad y nos llene con su Presencia, de modo que
sepamos discernir el tiempo y la voluntad de Dios.
Puede
suceder que en ocasiones seamos como parecidos a Marta, la hermana de María y
Lázaro. Estamos afanados con muchas cosas y se nos olvida lo principal:
aumentar la relación con nuestro Amado Señor. Todo porque queremos que las
cosas sean ‘ya’; sin darnos tiempo para recapacitar y pensar si es lo mejor
para nosotros y si es eso lo que Dios nos está hablando. Él conoce nuestro corazón, entiende perfectamente
la aflicción que estamos viviendo, entonces dejémoslo actuar. Si es por una
enfermedad puede mostrar su gloria (Juan 11:4). De la misma manera puede
hacerlo en la parte emocional o material. De nada nos sirve ir de un lado para
el otro porque tropezamos, caemos y quedaremos en peores circunstancias. El
quedarse quietos cuando el Señor nos lo indica es obedecerle. Así no veamos la
mano de Dios en todo este meollo hay que acatar su mandato; no nos va a dejar: “El
Señor Todopoderoso está con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob” (v.
7), porque nuestro buen Dios nos tiene quizá otro camino trazado y es allí en
donde nos va a usar para que su nombre sea Exaltado.
Dios nos
llama a la cordura y la prudencia para que Él pueda actuar. Nos llama a dejar
atrás toda arrogancia y orgullo. Muchas veces creemos saber más que Dios y no
escuchamos su consejo. Para mí, todo lo anterior encierra lo que es ‘estar
quietos’. Oremos:
Amado
Señor: muchas gracias por permitirnos entender el estar quietos y someternos a
tu santa voluntad. Gracias porque Tú bien sabes lo que mejor nos conviene y
tienes el tiempo perfecto para dirigir nuestros pasos por sendas seguras donde
tu Nombre sea exaltado y glorificado. ¡Eres un Dios perfecto! ¡Te amamos Señor!
Un abrazo y
bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario