En los labios de los pequeños y de los niños de pecho has puesto la perfecta alabanza.
Mateo 21:16. NVI.
Lectura:
Mateo 21:12-17. Versículo del día: Mateo
21:16.
MEDITACIÓN
DIARIA
Qué lindo
es saber esta verdad y más poderla comprobar en los pequeños. Es mucha dicha
ver a mi nietecita de un poco más de dos añitos, cerrar sus ojitos para orar y
escucharla decir: ‘Amén’. Los niños por su ingenuidad y por su sinceridad son
ejemplo claro de cómo alabar al Señor. De ellos debemos aprender su
espontaneidad, su dulzura y su ímpetu. Son tan auténticos que no se ponen a
pensar en cómo lo hacen, si los miran, los critican o algo más; simplemente van
a lo que van: si es a cantar, a cantar; si es a orar, a orar. ¡Cuánto debemos
aprender de ellos! Con razón el Señor decía que debemos ser como niños si
queremos entrar al reino de los cielos (Mateo 19:14). Los niños confían
plenamente en sus padres. Si se bota a una piscina, lo hace tranquilamente
porque sabe que su padre estará ahí para protegerlo. Él no cuestiona para hacer
las cosas; y por su dependencia absoluta sabe que no puede vivir sin los suyos.
Esto es lo que necesitamos, nosotros, los grandes: confianza y dependencia
total del Señor.
Piensa y
reflexiona sobre el modo como oras y alabas al Señor. ¿Lo haces por imitación o
por seguir quizá las reglas de la tradición?, o ¿cuándo vas a tu aposento le
entregas al Señor todo lo tuyo sin escatimar absolutamente nada y le adoras de
tal manera que solamente es un encuentro entre tú y el Señor? Si ves que te
falta seguridad, tranquilidad, sinceridad y espontaneidad para alabarle, díselo
a Él.
Amado
Señor: Queremos ser como niños para que brote de nuestros labios la perfecta
alabanza que es la que te honra. También te rogamos Señor por nuestros pequeños;
permite que nuestro ejemplo sirva de base para que ellos vayan aprendiendo lo
que es amarte firmemente y sin tapujos. ¡Gracias bendito Señor!
Un abrazo y
bendiciones.
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