jueves, 28 de junio de 2018

Somos olivos verdes que van floreciendo


Pero yo soy como un olivo verde que florece en la casa de Dios; yo confío en el gran amor de Dios   eternamente y para siempre. 
Salmo 52:8. NVI.

Lectura: Salmo 52:1-9.  Versículo del día: Salmo 52:8.

MEDITACIÓN DIARIA

En el devocional anterior hablaba de la importancia que nos reprendieran cuando actuábamos mal y decía que muchas veces hacemos lo que no queremos porque la naturaleza pecaminosa se halla en nosotros, pero que dábamos gracias a Dios por medio de Jesucristo, quien nos ha otorgado el perdón.
Hoy vemos como la misericordia del Señor es tan grande que a Él no le importa que seamos olivos verdes, con tal de disponernos espiritualmente para ir creciendo poco a poco con la plena confianza del gran amor de Dios que es eterno y para siempre. Floreceremos hasta llegar a la edad madura del cristianismo y nos comportaremos tal y como Dios desea de nosotros. Dios comenzó y terminará en cada uno, una obra maravillosa para su gloria (Filipenses 1:6). “En todo tiempo te alabaré por tus obras; en ti pondré mi esperanza en presencia de tus fieles, porque tu nombre es bueno” (v. 9). Recuerda que eres obra de Dios y de nadie más. ¡Qué maravilla! No solamente somos la mejor obra de Dios, sino que aún saca tiempo para irla perfeccionando. ¡Somo olivos verdes que van floreciendo!

Tu bondad Señor no se hace esperar. Muchas gracias porque eres Tú mismo quien por tu fidelidad, terminas la obra que empezaste. Tú la completarás hasta el final; hasta el día en que nos encontremos Contigo cuando Tú vuelvas por nosotros. Gracias bendito Señor. No importa que ahora seamos aún como verdes olivos, llegará el momento en que maduraremos para glorificarte y honrarte como lo mereces.

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: