Esa misma noche pasaré por todo Egipto y heriré de muerte a todos los primogénitos, tanto de personas como de animales, y ejecutaré mi sentencia contra todos los dioses de Egipto. Yo soy el Señor. Éxodo 12:12.
Lectura: Éxodo 12:1-28. Versículo del día: Éxodo 12:12.
MEDITACIÓN DIARIA
El Señor endureció el corazón del faraón y después de
muchas plagas enviadas sobre todo Egipto y no ver en el faraón el deseo de
dejar ir al pueblo de Israel para rendirle culto, Dios decide tocarle quizá lo
que más le dolía en su corazón: matar a su primogénito. No solo el del rey de
Egipto, sino el de todos los habitantes, incluso, el primogénito de animales.
Por esto, el Señor mismo les enseñó a realizar y festejar cada año la Pascua,
donde se sacrificaría un cordero o cabrito de un año y sin defecto. Tomarían
luego de esa sangre para pintar los dinteles de las casas y de este modo el Ángel
del Señor pasaría de largo y de esa casa nadie morirá (vv. 1-13).
Pienso que no es casualidad que el Señor Jesús también
haya sido sacrificado precisamente cuando los judíos estaban celebrando esa
fiesta. El Señor Jesús es el Cordero Pascual inmolado por nuestros pecados y
por el cual gozamos de plena libertad, al igual como sucedió con el pueblo de
Israel en ese tiempo. Salían hacia el desierto para ofrecerle a Dios su
gratitud y ser libres de la esclavitud. Nosotros también podemos celebrar en
nuestros hogares la pascua para recordar e inculcar en nuestros hijos lo que
el Señor hizo para que los suyos alcanzaran la libertad; y en esos suyos, nos
encontramos todos los que hemos aceptado al Cordero pascual.
Amado Señor:
Gracias porque por Ti ahora tenemos acceso al Padre Celestial y podemos
gozarnos celebrando familiarmente la fiesta de la Pascua. Gracias Señor porque
tu bendita sangre nos limpia de todo pecado y por ella estamos exentos de
esclavitud. Ahora somos libres en Cristo Jesús. ¡Te adoramos bendito Señor!
Un abrazo y bendiciones.
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