miércoles, 9 de mayo de 2018

Tmbién podemos y debemos celebrar la Pascua


Esa misma noche pasaré por todo Egipto y heriré de muerte a todos los primogénitos, tanto de personas como de animales, y ejecutaré mi sentencia contra todos los dioses de Egipto. Yo soy el Señor. Éxodo 12:12.

Lectura: Éxodo 12:1-28.  Versículo del día: Éxodo 12:12.

MEDITACIÓN DIARIA

El Señor endureció el corazón del faraón y después de muchas plagas enviadas sobre todo Egipto y no ver en el faraón el deseo de dejar ir al pueblo de Israel para rendirle culto, Dios decide tocarle quizá lo que más le dolía en su corazón: matar a su primogénito. No solo el del rey de Egipto, sino el de todos los habitantes, incluso, el primogénito de animales. Por esto, el Señor mismo les enseñó a realizar y festejar cada año la Pascua, donde se sacrificaría un cordero o cabrito de un año y sin defecto. Tomarían luego de esa sangre para pintar los dinteles de las casas y de este modo el Ángel del Señor pasaría de largo y de esa casa nadie morirá (vv. 1-13).
Pienso que no es casualidad que el Señor Jesús también haya sido sacrificado precisamente cuando los judíos estaban celebrando esa fiesta. El Señor Jesús es el Cordero Pascual inmolado por nuestros pecados y por el cual gozamos de plena libertad, al igual como sucedió con el pueblo de Israel en ese tiempo. Salían hacia el desierto para ofrecerle a Dios su gratitud y ser libres de la esclavitud. Nosotros también podemos celebrar en nuestros hogares la pascua para recordar e inculcar en nuestros hijos lo que el Señor hizo para que los suyos alcanzaran la libertad; y en esos suyos, nos encontramos todos los que hemos aceptado al Cordero pascual.

Amado Señor:  Gracias porque por Ti ahora tenemos acceso al Padre Celestial y podemos gozarnos celebrando familiarmente la fiesta de la Pascua. Gracias Señor porque tu bendita sangre nos limpia de todo pecado y por ella estamos exentos de esclavitud. Ahora somos libres en Cristo Jesús. ¡Te adoramos bendito Señor!

Un abrazo y bendiciones.

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