Señor, si eres tú —respondió Pedro—, mándame que vaya a ti sobre el agua.
Mateo 14:28.
Lectura: Mateo 14:22-36. Versículo del día: Mateo 14:28.
MEDITACIÓN DIARIA
Después de alimentar el Señor a cinco mil, hizo que
sus discípulos subieran a la barca y Él subió al monte para orar a solas. Al
anochecer la barca estaba lejos de la tierra. En la madrugada se acercó a ellos
caminando sobre el lago y ellos se atemorizaron creyendo se trataba de un
fantasma: “Pero Jesús les dijo en seguida: ―¡Cálmense! Soy yo. No tengan miedo”
(v. 27). Pedro un poco incrédulo le dice al Señor: ‘si eres tú, mándame que
vaya a ti sobre el agua’, y el Señor le dice: ‘ven’. Pedro en su euforia baja
de la barca y camina sobre el agua, pero al sentir el ímpetu del viento, tuvo
miedo y se dejó hundir; entonces gritó: ‘Sálvame y el Señor tendió su mano y sujetándolo
lo reprendió por su poca fe (vv. 29-31).
Un poco parecido a nuestra vida: estamos navegando en
la barca del Señor y lo vemos a Él firme a nuestro lado; sin embargo, nuestra
incredulidad no nos deja avanzar y sentimos hundirnos en medio de la prueba
hasta que clamamos a nuestro buen Señor para que nos tienda su brazo. Lógico que Él está siempre disponible y nos saca
de las aguas turbulentas, pero nuevamente escuchamos su voz diciendo: ¿por qué
dudaste, hombre de poca fe? No nos digamos mentiras, podemos haber vivido con
anterioridad situaciones similares y el Señor, no nos dejó solos: nos miró con
ojos compasivos, nos arrulló en sus brazos, nos levantó y nos sanó. Viene una
aflicción, quizá incluso mucho menor y nuestra fe vuelve a fallar. Roguemos a
Dios para que acreciente esa partícula minúscula de fe que poseemos; y que, si
nos es necesario caminar con vientos fuertes, sigamos sin dar marcha atrás ni
temor alguno, porque tenemos la mirada puesta en Jesús el Salvador.
Señor Jesús: no queremos seguir andando con pasos de
incertidumbre. Enséñanos a fijar los ojos siempre en Ti para lograr caminar sobre
las mareas altas que quieren derrumbar nuestra fe. Gracias Señor por tenerte y
saber que eres un Dios fiel lleno de amor y de bondad que entiendes nuestra
debilidad. ¡Te amamos Señor!
Un abrazo y bendiciones.
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