Moisés le dijo al pueblo: Acuérdense de este día en que salen de Egipto, país donde han sido esclavos y de donde el Señor los saca desplegando su poder.
Éxodo 13:3.
Lectura: Éxodo 13:1-16. Versículo del día: Éxodo 13:3.
MEDITACIÓN DIARIA
Todos los que el Señor ha rescatado también hemos
salido de nuestro Egipto. Tú pensarás: ¿cómo es eso? Pues sí. El Egipto nuestro
era el mundo en el que nos encontrábamos; el Egipto en el que quizá estás sin
darte cuenta de ello. Es allí en donde se está esclavizado del pecado; en donde
has tenido la opresión y el engaño; donde reina la envidia, los celos, la
traición, el desamor y la depresión. Es el sitio de desánimo, oscuridad y
soledad en que te encuentras. Pero hay una buena noticia para ti: Dios ha
venido también en tu búsqueda porque te ama tanto que sufre de verte llevando
el peso de un yugo que no puedes.
Ahora que lo sabes, puedes humillarte ante el Señor y
buscarlo con corazón sincero. Para esto tienes que nacer de nuevo como le dijo Jesús
a Nicodemo (Juan 3:3). De esta manera, Él te llevará a una tierra que fluye
leche y miel (v. 5 en la lectura). Después que pase el tiempo y estés allí le
recordarás y le darás gracias porque ha sido tal el rescate, que entenderás que
lo pagó con su propia sangre. Y al igual que Israel iría a contarle a sus
descendientes lo que el Señor hizo para sacarlos de Egipto, tú les dirás a los
tuyos el testimonio de cómo el Señor te libró de las garras del infierno en
las que estabas sumergido y les contarás las proezas de Dios en tu vida.
Señor Jesús: Deseo nacer de nuevo y dejarme llevar por
Ti a la tierra que fluye leche y miel. Toma mi vida, te la entrego para que
hagas de mí la persona que deseas que yo sea. Gracias por perdonar mis pecados
y rescatarme del valle de la muerte y la desesperación, para ponerme en lugares
celestiales a tu lado. ¡Alabo y anuncio tu Nombre! ¡Eres por siempre Dios de
amor!
Un abrazo y bendiciones.
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