Pero lancen voces de alegría y regocijo los que apoyan mi causa, y digan siempre: Exaltado sea el Señor, quien se deleita en el bienestar de su siervo.
Salmo 35:27.
Lectura: Salmo 35:1-28. Versículo del día: Salmo 35:27.
MEDITACIÓN DIARIA
Lo que define David aquí en este Salmo es la verdad:
muchos al ver la desgracia de una persona, se alegran; y si saben que son
cristianos con mayor razón, critican y lanzan vituperios y juzgamientos señalando
a diestra y siniestra como creyéndose los jueces infalibles. Sin ir muy lejos
me aterra lo que ha pasado con la Dra. Viviane Morales en Colombia. Una mujer
que en su vida pública le ha hecho muy bien al país y que se lanzó a la
candidatura como Presidente, pero por tanta discriminación y falta del apoyo
que a todo candidato por ley se le debe otorgar tuvo que renunciar. El modo
como el supuesto ‘pueblo cristiano’ la ha tratado en las redes sociales, es demasiado
bajo. No hay derecho; ni con ella ni con nadie porque no somos quién para
juzgar y lanzar dardos llenos de odio. Ahí es donde nos damos cuenta, qué clase
de cristianismo se está predicando porque el Evangelio está basado en el amor y
lo que menos se demuestra en esta afrenta es ese fruto. Igual que el rey hay
que decir: “Gente extraña, que yo no conocía, me calumniaba sin cesar. Me
atormentaban, se burlaban de mí, y contra mí rechinaban los dientes” (vv.
15b-16). “No dejes que de mí se burlen mis enemigos traicioneros; no dejes que
se guiñen el ojo los que me odian sin motivo. Porque no vienen en son de paz, sino
que urden mentiras contra la gente apacible del país. De mí se ríen a
carcajadas, y exclaman: ¡Miren en lo que vino a parar!” (vv. 19-21).
Gracias a Dios, por permitir que nuestras vidas (incluyo
la de la Dra. Morales), sean marcadas con el sello del Espíritu Santo y por
darnos la fortaleza para continuar en tiempos de angustia; “Pero lancen voces
de alegría y regocijo los que apoyan mi causa, y digan siempre: Exaltado sea el
Señor, quien se deleita en el bienestar de su siervo. Con mi lengua proclamaré
tu justicia, y todo el día te alabaré” (vv. 27-28). Dios permita que este
devocional sirva de reflexión y aprendamos a practicar el verdadero Evangelio
del amor. El que no ama no conoce a Dios porque Él es amor (1 Juan 4:8).
Amado Señor: Refrena nuestros labios de proferir
palabras hirientes, llenas de odio y calumniadoras contra algún prójimo.
Perdona las veces que hemos sido arrogantes y nos hemos creído con derecho de
hacer señalamientos hacia alguna persona sin conocerla siquiera. Queremos llevar
un mensaje de paz, amor y misericordia como lo propagaste Tú aquí en la tierra.
Permite que seamos luz y medicina tanto para el pueblo tuyo como para los de
afuera. ¡Gracias bendito Señor!
Un abrazo y bendiciones.
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