miércoles, 16 de mayo de 2018

Aceptando la Divinidad de Cristo


―Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente —afirmó Simón Pedro. 
Mateo 16:16.

Lectura: Mateo 16:13-20.  Versículo del día: Mateo 16:16.

MEDITACIÓN DIARIA

Pedro lleno del Espíritu responde con sabiduría divina.  “Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás —le dijo Jesús—, porque eso no te lo reveló ningún mortal, sino mi Padre que está en el cielo” (v. 17). Pedro ya había tenido tiempo con su Señor; ya lo había conocido y visto en Él hacer grandes milagros. Los hombres dicen que es un profeta y el mismo Jesús lo afirmó cuando dijo que, a ningún profeta lo aceptan en su propia tierra (Lucas 6:44); y lógico, aquí hablaba de su naturaleza humana. Sin embargo, Pedro en su respuesta va más allá: está reconociendo la divinidad de Cristo a diferencia de los del mundo que simplemente lo ven como hombre comparándolo con los profetas. Jesús es el Mesías anunciado, el Salvador de la humanidad y como tal tenemos que verlo y aceptarlo. Vino expresamente a cumplir su misión aquí en la tierra: a morir por nuestros pecados, resucitar y volver al cielo para desde allí interceder por nosotros.
Quizá también tú has podido ver su grandeza en tu vida, pero tan solo lo ves como hombre privilegiado por Dios. Si el Señor Jesús te preguntara: ¿quién dices que soy? ¿Qué le responderías? Mi oración es porque lo reconozcas como Señor y Salvador y alcances por su intermedio la vida eterna a su lado.

Amado Señor Jesucristo: Tú eres el Hijo de Dios, muerto y resucitado. Creo que tu bendita sangre me limpia de todo pecado y que Contigo puedo gozar el derecho a una patria celestial. Toma mi vida; te acepto como mi único y suficiente Salvador. Gracias por venir a pagar por mí el precio de mi pecado y darme una nueva vida llena de gracia y de bondad. ¡Te alabo bendito Jesús!

Un abrazo y bendiciones.

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