viernes, 18 de mayo de 2018

Jesús: Fuente de vida y Luz verdadera


Porque en ti está la fuente de la vida, y en tu luz podemos ver la luz. 
Salmo 36:9.

Lectura: Salmo 36:1-12.  Versículo del día: Salmo 36:9.

MEDITACIÓN DIARIA

Dice Charles Spurgeon que este, ‘Es el Salmo del Servicio dichoso al que se unen los que llevan el yugo fácil de Jesús’, y yo estoy convencida de que así es porque ¿Quién es la fuente de vida y la luz del mundo? La Biblia nos responde lo siguiente: Jesús es el agua viva de la vida: “En él estaba la vida” (Juan 1:4a); y de esa fuente brotamos todos porque por Él fuimos creados (Juan 1:3). Pero bien lo dice el Dr. Spurgeon: ‘y por medio de Él solo puede ser perfeccionada’. Jesús dijo: “el que beba del agua que yo le daré no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna” (vv. 13-14). Toda agua quita la sed por momentos, pero el agua que ofrece nuestro Señor es para siempre; es incluso fuente de vida eterna.
Además de eso Jesús es la luz: “y la vida era la luz de la humanidad” (Juan 1:4b). Y: “Una vez más Jesús se dirigió a la gente, y les dijo: ―Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8:12). Cuando conocemos a Jesús podemos ver su luz; no tropezaremos porque ya no hay oscuridad. Su resplandor nos admite avanzar.
En conclusión: si tenemos a Jesús, tenemos la fuente de agua viva inagotable y la luz que nos permite seguir por sendas claras reflejando al mundo la luz de Cristo y llevando su amor por donde quiera que vayamos. Te invito a que te aferres a esa fuente y te dejes guiar por esa luz, para que tu vida también sea perfeccionada en Cristo Jesús.

Señor Jesucristo, Tú ere la fuente de agua viva. Fuente que nunca se agota; agua que da vida, sanidad, medicina, que nos lava, nos limpia y transforma. Eres la luz del mundo que vas iluminando el camino para que continuemos y para que cuando encontremos sedientos y perdidos, les podamos ofrecer no solo de tu fuente sino también de tu luz resplandeciente. ¡Te amamos Jesús!

Un abrazo y bendiciones.

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