viernes, 4 de agosto de 2017

En memoria de Isabellita

Cuando Jesús vio lo que sucedía, se enojó con sus discípulos y les dijo: Dejen que los niños vengan a mí. ¡No los detengan! Pues el reino de Dios pertenece a los que son como estos niños. Marcos 10:14. NTV.

Lectura: Marcos 10:13-16.  Versículo del día: Marcos 10:14.

MEDITACIÓN DIARIA

Tal parece que dentro del judaísmo ni los niños ni las mujeres tenían mucha aceptación. La aceptación de los niños era mínima; quizá se les menospreciaba creyendo que eran inmaduros sin tener presente su inocencia y su viveza. El Señor Jesús no solamente tuvo en cuenta revindicar a la mujer sino también enaltecer a los  niños. Es más, dijo que: “a menos que ustedes cambien y se vuelvan como niños no entrarán en el reino de los cielos” (Mateo 18:3).
Pasaré a relatarles por qué mi devocional sobre los niños: Una amiga muy querida de Medellín-Colombia, hace diez días tuvo a su bebita Isabella y desde el momento de su nacimiento su vida fue crítica. Éramos muchos tanto en Miami como en Colombia orando por su salud y porque el Señor la levantara y se glorificara en ella. Los designios del Señor no son los nuestros ni sus caminos tampoco; la bebé murió en el anochecer del miércoles. No tengo palabras para expresar mi dolor. Ayer desde el amanecer cuando supe la noticia fueron muchos los porqués para Dios. Mi mente y mi corazón no podían entenderlo; y tras una pregunta surgía otra y después otra. Estaba destrozada. Pensaba en sus papitos y más sentía el dolor. Por un momento me cuestioné el llorar tanto y el Señor me respondió amorosamente diciéndome que no importaba: Él también había llorado por su amigo Lázaro.
La verdad es que al final mi hijo mayor envió al chat de la familia algo que me hizo reaccionar y estas fueron sus palabras de acuerdo a lo que dice la Escritura de Abraham, Isaac y Jacob (Éxodo 3:6 y Lucas 10:37-38): ‘Y Jesús explicó que era porque Dios no era Dios de muertos, sino de vivos. Ellos están vivos, más vivos que acá, en la presencia del Señor. Como la princesita, porque de los niños es el reino de los cielos’ (la negrilla es mía). Esas palabras me reconfortaron y empecé a darle gracias al Señor por sus cortos días entre nosotros porque contrario a lo que cuestionaba, Dios me mostró que alrededor de ella y de su gravedad había reunido a muchos de los suyos para buscarle y adorarle. De verdad que estos días fueron especiales: de oración, de ayuno, de agradecimiento. Oro para que sus padres Fernando y Dianita tengan paz y fortaleza en su corazón. Isabellita ahora está gozando de la presencia de nuestro amado Señor. La tomó en sus brazos, la arrulló, la besó y la puso en medio con los otros niños para que jugara y Él tenerla cerca.

Buen Jesús: gracias por esos pocos días de Isabellita aquí en la tierra. Gracias porque nos dejaste muchas lecciones a través de ella. Ante todo, siendo tan pequeñita luchó y combatió por su vida; también demostró a sus padres su ternura entendiendo cuando ellos se acercaban y ella reaccionaba porque sabía quiénes eran. A todos nosotros también le debemos el habernos unido en su torno para alabar tu Nombre. Señor, quizá todavía no entendamos bien el propósito de ese corto tiempo pero estoy segura que nos lo mostrarás como también lo harás en especial con Dianita y Fernando. Gracias por Isabellita y por tenerla allá cerquita a tu corazón. Gracias porque el reino de los cielos es de los niños. ¡Llegó una nueva princesa a adornar la patria celestial!

Un abrazo y bendiciones.     

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