Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que lleguen los días malos y vengan los años en que digas: No encuentro en ellos placer alguno¸ antes que dejen de brillar el sol y la luz, la luna y las estrellas, y vuelvan las nubes después de la lluvia.
Eclesiastés 12:1-2.
Lectura: Eclesiastés 12:1-8. Versículos del día: Eclesiastés 12:1-2.
MEDITACIÓN DIARIA
Por algo hay un dicho que dice: ‘juventud
divino tesoro’. Y es que la juventud es una de las etapas más bonitas de nuestra
vida porque en verdad, se puede decir que es como color de rosa. Aunque no se
tiene la experiencia de la vida, todo se hace sin tanto estrés ni
responsabilidad grande encima. Quizá la mayor responsabilidad está en el
estudio que comparado con las desavenencias de la vida, vienen a no ser nada. Como
no nos podemos quedar en la juventud, tenemos que continuar nuestro andar. Por
otro lado confiar en lo que fuimos o tuvimos cuando jóvenes no nos conduce a
ninguna parte; en palabras del Predicador ‘esto es un absurdo’ (Eclesiastés 11:10).
Son muy bendecidos los jóvenes que han decidido seguir a Jesús porque el Señor
de un modo u otro va preparando esos corazones para lo que viene. Por eso
leemos en los versículos del día: “antes que lleguen los días malos; antes que
dejen de brillar el sol y la luz, la luna y las estrellas, y vuelvan las nubes
después de la lluvia”. Es que con la adultez ya las cosas cambian: la responsabilidad
de una profesión; tal vez, el haber conformado un hogar con esposa(o) e hijos;
la responsabilidad de un trabajo. Todo esto nos va formando y de pronto de
golpe en golpe madurando, y si en nuestra juventud no aprendimos a temer al
Señor, nos va a ser más difícil soportar las cargas.
Acuérdate de tu Creador antes que
sea tarde para entenderlo: la vida es un suspiro y cuando nos damos cuenta ya
estamos al otro lado (vv. 6-7 en la lectura). No dejes que el tiempo te detenga
para honrar a Dios. Y oremos para que nuestros niños que pronto serán jóvenes se
peguen del Único que puede ahora darles
plena libertad y así aprender a comprender el propósito de Dios en cada una de
esas vidas.
Oramos Señor por los niños que están
comenzando su adolescencia y no han tenido una instrucción adecuada ni un temor
reverente hacia Ti. Utilízanos para que podamos brindarles amor, ternura,
comprensión y encarrilarlos por la mejor vía que es la tuya. Que nosotros
seamos para ellos un baluarte de tu carácter y no una piedra que los haga caer
y debilitar en su fe hacia Ti. Gracias buen Señor. ¡Te bendecimos oh Dios!
Un abrazo y bendiciones.
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