miércoles, 23 de agosto de 2017

Empecemos a prepararnos para el desafío

Te envío a estos para que les abras los ojos y se conviertan de las tinieblas a la luz, y del poder de Satanás a Dios, a fin de que, por la fe en mí, reciban el perdón de los pecados y la herencia entre los santificados. 
 Hechos 26:17-18.

Lectura: Hechos 26:1-32.  Versículos del día: Hechos 26:17-18.

MEDITACIÓN DIARIA

Cuando por petición de los judíos Pablo fue llevado a Cesarea para ser procesado por Festo, se defiende ante el rey Agripa contándole simplemente el testimonio de lo que Jesús había hecho en Él y la misión para la que lo había llamado. Ante las palabras de Pablo el rey Agripa le dice que un poco más y lo convence de hacerse cristiano. “―Sea por poco o por mucho —le replicó Pablo—, le pido a Dios que no solo usted, sino también todos los que me están escuchando hoy lleguen a ser como yo, aunque sin estas cadenas” (v. 29). Sí, Pablo por revelación del Señor, sabía el porqué estaba ante ellos; el mandato del Señor era que así como había dado testimonio de Él en Jerusalén, lo tendría que hacer igual en Roma (Hechos 23:11). La Escritura no nos dice si Festo o Agripa se convirtieron al cristianismo pero sí nos damos cuenta que quedaron bien impactados. Quizá desde ellos el Señor empezó a hacer su obra evangelizadora por el imperio romano.
Nosotros  los cristianos por ahora andamos ‘en coche’ como dicen; pero llegará el momento en que seremos perseguidos a causa del Evangelio y debemos prepararnos para que no nos tome por sorpresa. El testimonio de Pablo nos debe servir para estar listos a contestar con Palabra de Dios y no atemorizarnos siempre que tengamos que hablar, bien sea  a inconversos o ateos. Los tiempos actuales son malos y cada día será peor. Si nos llevan hasta los juzgados, tribunales o cortes ¡gloria a Dios! Si nos calumnian o maldicen por causa del Señor, ¡bienvenido sea el vituperio porque todo eso redundará en trofeos en el cielo!
No tengamos miedo de hablarle a altos dignatarios y políticos; si se nos presenta la oportunidad hagámosle saber quiénes somos y en quién hemos creído. Quizá nuestro testimonio también los convenza y se conviertan al Señor.

Amado Jesús: Tu obra evangelizadora será predicada a toda criatura como dice tu Palabra. Ve Señor desde ahora preparando los corazones de los tuyos para que cuando llegue el día del desafío podamos pararnos con la cabeza bien en alto, proclamando que eres el Rey de reyes y Señor de señores. ¡Te amamos Señor!

Un abrazo y bendiciones. 

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