Escuche esto el sabio, y aumente su saber; reciba dirección el entendido, para discernir el proverbio y la parábola, los dichos de los sabios y sus enigmas.
Proverbios 1:5-6.
Lectura: Proverbios 1:1-7. Versículos del día: Proverbios 1:5-6.
MEDITACIÓN DIARIA
Quizá hemos leído muchas veces los
Proverbios de Salomón pero solamente porque sí o porque son un Libro más de la
Biblia. Miremos con qué propósito nos habla el Predicador, el hombre que le
pidió a Dios sabiduría para gobernar a su pueblo Israel y Dios se la concedió
además de riqueza y fama como a ningún otro en la tierra (2 Crónicas 1:12).
Analicemos estos versículos de la lectura y entendamos que el fin de ellos es
fomentar un código ético basado en la Palabra de Dios. —Para adquirir
sabiduría y disciplina (v. 2a): lograr sabiduría es tener la capacidad de ver
las cosas en su debida perspectiva sin salirnos de la línea para un lado o para
el otro. Siendo ecuánimes con nuestras apreciaciones y no dejándonos llevar por
impulsos o sentimientos errados. Por otro lado, para recibir disciplina;
¡cuánta nos falta! No nos gusta mantener el orden o la subordinación, por lo
tanto estamos acostumbrados a desechar las reglas.
Y seguimos. —Para
discernir palabras de inteligencia (v. 2b): no todo lo que hablamos es
inteligente; de hecho pecamos más por ser indiscretos o por herir con nuestros
labios a otros. —Para recibir
la corrección que dan la prudencia, la rectitud, la justicia y la equidad (v.
3): es que si hablamos por hablar, tenemos que aprender a ser prudentes. La
sensatez y cordura nos llevarán a ser íntegros practicando la rectitud, la
justicia y la equidad. Y como nos falta tanto de eso, ahí está Dios para
enseñarnos a través de los Proverbios. —Para infundir sagacidad en los inexpertos (v. 4): la
sagacidad tiene que ver con la agudeza, la viveza y la sutileza. Pero no es la
viveza para la trampa, la maniobra o confabulación; es la viveza para aprender
a salir adelante en circunstancias difíciles.
Si vemos el versículo que sigue
entenderemos en su magnitud a donde el Señor quiere que lleguemos: “El temor
del Señor es el principio del conocimiento; los necios desprecian la sabiduría
y la disciplina” (v. 7). Otras versiones cambian la palabra conocimiento por
sabiduría. El caso es que en realidad todo el que quiera ser sabio o poseer
conocimiento tiene que empezar por obedecer a Dios. Ese es el temor de Dios, el
reverente, el que me hace inclinar hacia Él y reconocerle como mi Dios sobre
todas las cosas. ¿Quieres modificar tus palabras, tus faltas, tus errores,
defectos o imperfecciones? Recurre a la Palabra de Dios, busca el Libro de
Proverbios y aplícalos en tu vida. Allí encontrarás unas reglas o normas que si
pones en práctica, en poco tiempo verás los resultados. “Ciertamente, la
palabra de Dios es viva y poderosa, y más cortante que cualquier espada de dos
filos. Penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta la médula
de los huesos, y juzga los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hebreos
4:12).
Amado Señor: ¡Sí que necesitamos tu
bendita Palabra y ponerle atención a los consejos de Proverbios! Gracias Señor
porque es tu Palabra viva y poderosa que nos hace felices y nos permite llevar
una vida útil con el propósito de agradarte a Ti y reverenciarte como lo que
eres: nuestro Dios y Rey. ¡Te alabamos buen Señor!
Un abrazo y bendiciones.
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