martes, 22 de agosto de 2017

Nuestra fe acrisolada para confirmar su solidez

El oro, aunque perecedero, se acrisola al fuego. Así también la fe de ustedes, que vale mucho más que el oro, al ser acrisolada por las pruebas demostrará que es digna de aprobación, gloria y honor cuando Jesucristo se revele”. 1 Pedro 1:7.

Lectura: 1 Pedro 1:1-12.  Versículo del día: 1 Pedro 1:7.

MEDITACIÓN DIARIA

He venido escuchado unos mensajes del pastor español Vicente Navalon y en uno de sus últimos mi impresión fue que estaba atravesando una prueba difícil. Después en el que seguía hablaba de cuando el Señor calmó los vientos y la tempestad (Lucas 8:22-25), y dice algo muy cierto (parafraseando sus palabras): no importa cuántas veces el Señor nos ha sacado de pruebas y respondido nuestras oraciones; la siguiente vez y más si es algo nuevo, nos abruma y nos atemorizamos. Somos dados a pensar que los pastores, predicadores y ministros del Evangelio son infalibles y no. Todos tenemos aflicciones, tormentas y tentaciones por igual y todos fallamos al dejarnos llevar por el temor igual que les sucedió a los discípulos del Señor en esa barca. Pero ¿por qué el Señor lo permite? El versículo del día nos da la respuesta: la fe al ser acrisolada por las pruebas demostrará que es digna de aprobación, gloria y honor. Parafraseando nuevamente el mensaje del pastor Navalon: la fe no nos libra de las tormentas de la vida; al contrario, nos dota para pasarlas sabiendo que al final recibiremos bendición. En cuanto a mí, estoy convencida que todas ellas vienen para que pueda cumplir a cabalidad el propósito de Dios en mi vida.

Señor: como en el caso de tus discípulos en medio de la tempestad, también hemos sentido temor por las tormentas que nos llegan; pero muchas gracias porque son obra tuya para irnos formando como lo que quieres de cada uno y de este modo usarnos en la proclamación de tu mensaje. Gracias bendito Dios por fijar tu mirada en nosotros y purificarnos como el oro para confirmar la solidez de nuestra fe y perfeccionarnos en tu verdad. ¡Bendito eres Señor!

Un abrazo y bendiciones.

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