viernes, 18 de agosto de 2017

Ejercer influencia espiritual en los que vienen

Cada generación celebrará tus obras y proclamará tus proezas. 
Salmo 145:4.

Lectura: Salmo 145:1-7.  Versículo del día: Salmo 145:4.

MEDITACIÓN DIARIA

Es alentador saber que Dios en su infinita misericordia y bondad estará pendiente de nuestras generaciones venideras. Sin embargo, es responsabilidad nuestra ir sembrando en los que vienen la semilla de la Palabra de Dios en sus vidas. En el Antiguo Testamento tenemos diferentes casos como en el de Samuel que siendo muy niño todavía, fue puesto al servicio del templo; y en el de Ester que a pesar de Mardoqueo ser su primo y haberla adoptado como hija supo llevarla siempre por el camino de Dios. En el Nuevo Testamento  la fe sincera de Timoteo fue herencia dejada de su abuela Loida y de su madre Eunice (2 Timoteo 1:5), y es que las mujeres ejercemos una influencia especial en el campo espiritual. Somos las encargadas de esparcir en ellos el germen del amor de Jesús e irles anunciando que el Señor cumplirá su propósito con cada uno. Nunca debemos olvidar lo que dice el Libro de Deuteronomio: “Grábense estas palabras en el corazón y en la mente; átenlas en sus manos como un signo, y llévenlas en su frente como una marca. Enséñenselas a sus hijos y repítanselas cuando estén en su casa y cuando anden por el camino, cuando se acuesten y cuando se levanten; escríbanlas en los postes de su casa y en los portones de sus ciudades” (Deuteronomio 11:18-20). Primero tenemos que aprender para después enseñarles lo que ya hemos ejercitado.
Les hablaremos de su creación majestuosa y de sus obras maravillosas; de su poder y de su grandeza. Les contaremos las historias de su inmensa bondad de sus proezas, con los testimonios nuestros vividos (vv. 5-7 en la lectura). Esta será la manera para que esas próximas generaciones cumplan con el legado de exaltar a Dios y de abrazar su Nombre.

Señor amado: Danos sabiduría y entendimiento para saber ministrar tu Palabra a los que nos siguen,  para que ellos a su vez cumplan igual con el mandato de instruir a sus generaciones y Tú seas exaltado por siempre reconociendo tu poder y majestad. Gracias por tus enseñanzas y lo que esperas de nosotros. ¡Te exaltamos Dios, Rey, Señor y Salvador nuestro y bendecimos tu Nombre!

Un abrazo y bendiciones.

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