Dichoso aquel cuya ayuda es el Dios de Jacob, cuya esperanza está en el Señor su Dios.
Salmo 146:5.
Lectura: Salmo 146:1-10. Versículo del día: Salmo 146:5.
MEDITACIÓN DIARIA
Vale la pena preguntarnos en quién
ponemos los ojos: ¿en gente poderosa, simples mortales que no pueden salvar? (v.
3). Somos muy dados a pensar que las personas que están en altos cargos o tienen
determinado poder en un estamento bien sea público o privado, son los que nos
pueden dar la mano y sacarnos del apuro; estamos muy equivocados. Para nosotros
los cristianos, nada de lo que hagamos se sale del control de nuestro Dios. Tenemos
que tener la certeza que si no se nos dan las cosas es porque Dios en su
infinita sabiduría sabe que no nos conviene y si todo sale bien, es porque es
Él quien va adelante llevando la batuta y dirigiendo cada movimiento.
Del mundo tal como anda de corrupto
no podemos esperar justicia, pero del Señor sí. Él permite que hallemos gracia
delante de Jueces, de tribunales y de Cortes. Así que cuando tengamos que
enfrentarnos en estos recintos debemos ir con la frente en alto y firmes porque
somos hijos del Rey de reyes; merecemos que se nos ponga atención. Igual sucede
con el extranjero, con la viuda o con
los huérfanos. (vv. 7-9). De ahora en adelante recordemos siempre quiénes somos
y no temamos al mundo. Nuestra ayuda
está en Dios y Dios bendice a los que en Él confían.
Señor amado: Gracias porque en Ti
podemos descansar. Gracias porque no son los del mundo los que nos tienden su
mano, eres Tú obrando en ellos a favor nuestro. ¡Alabado seas por siempre
Señor! ¡Aleluya!
Un abrazo y bendiciones.
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