martes, 15 de agosto de 2017

Serás dichoso si Dios es el Señor de tu casa

Bendito sea el Señor, mi Roca, que adiestra mis manos para la guerra, mis dedos para la batalla. Él es mi Dios amoroso, mi amparo, mi más alto escondite, mi libertador, mi escudo, en quien me refugio. 
Salmo 144:1-2.

Lectura: Salmo 144:1-15.  Versículos del día: Salmo 144:1-2.

MEDITACIÓN DIARIA

Sí, igual que David podemos decir que es el Señor quien va preparándonos  para resistir las dificultades, porque también en las enfermedades y en las diferentes crisis que afrontamos hay que librar batallas y batallas bien fuertes. Si no fuera por nuestro Dios amoroso, por refugiarnos y esperar en Él, no seríamos capaces de enfrentar las guerras. Él es en verdad nuestro escondite más alto y seguro, nuestro libertador y protector. ¿Cuánto no nos hace pensar esto en que si no hubiéramos conocido al Señor a quién iríamos para buscar consuelo? Su amor llegó a nosotros no porque lo mereciéramos ni porque fuéramos nosotros quien le buscáramos; fue Él, quien nos amó primero (1 Juan 4:19) y vino a rescatarnos para su reino.
Solo nos queda ser agradecidos con el Señor, cantarle y proclamar su Nombre por la grandeza de su poder y por su infinita misericordia. Poco importan las tribulaciones cuando se tiene la certeza de un nuevo amanecer, porque cuando llegue ese mañana veremos su gloria reflejada en nuestros hijos e hijas; veremos la abundancia en nuestras casas. Nuestras alacenas rebozarán de alimento y una paz diferente entrará a reinar en los hogares (vv. 12-14 en la lectura). Así que te digo  hermano: Confía en el Señor aunque los tiempos sean duros porque la recompensa llegará si en verdad Dios es el Señor de tu casa.  

Señor amado: También como David podemos preguntarte ¿qué somos para que nos cuides y pienses tanto en nosotros? ¡No lo merecemos! Deja por lo menos buen Dios, que te alabemos con labios sinceros y llenos de gratitud por tu inmensa bondad. Sólo Tú que eres el modelador de la vida sabes hacer las cosas de la manera perfecta para los tuyos. ¡Tu fidelidad es asombrosa! ¡Eres nuestro Dios amoroso y benigno! ¡Te amamos bendito Señor!

Un abrazo y bendiciones.

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