sábado, 23 de agosto de 2025

La obediencia refleja el amor y respeto hacia Dios

Permanezcan aquí en esta tierra. Si lo hacen, los edificaré y no los derribaré; los plantaré y no los desarraigaré. Pues lamento todo el castigo que tuve que traer sobre ustedes. No teman más al rey de Babilonia—dice el Señor—. Pues yo estoy con ustedes, los salvaré y los libraré de su poder.  Seré misericordioso con ustedes al hacer que él sea amable para que les permita quedarse en su propia tierra. 

Jeremías 42:10-12. NTV.


Lectura: Jeremías 42:1-22.  Versículos del día: Jeremías 42:10-12.


MEDITACIÓN DIARIA


Leyendo tanta historia sobre Israel y Judá en el Antiguo Testamento, fácilmente nos preguntamos ¿por qué eran tan desobedientes? Lo que no captamos es que ahorita sucede exactamente lo mismo. Yo creo personalmente, que la desobediencia viene directamente desde el mismo momento, en que Adán y Eva pecaron en el Paraíso al desobedecer y comer del árbol que el Señor les había prohibido. ¡Qué difícil es obedecer! Miremos lo que el Señor dice al respecto a través del Sacerdote y profeta Samuel: “Samuel respondió: - ¿Qué agrada más al Señor: que se le ofrezcan holocaustos y sacrificios o que se obedezca lo que él dice? El obedecer vale más que el sacrificio, y prestar atención, más que la grasa de carneros” (1 Samuel 15:22 NVI). Si queremos agradar al Señor y hacer su voluntad, aprendamos a obedecer como expresión del amor y respeto que le tenemos a nuestro buen Dios. El obedecer vale más que cualquier sacrificio.


Amado Señor Jesús: Tú nos diste con tu muerte el mejor ejemplo de la obediencia al Padre Eterno, humillándote y obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz. Te pedimos que sea tu Santo Espíritu instruyéndonos en el andar Contigo y enseñándonos la importancia de obedecer como el mejor camino para recibir de Ti, las ricas bendiciones que nos tienes preparadas. Haz que entendamos que el obedecer, no se trata de rituales ni de actos religiosos sino de una actitud sincera, obediente y respetuosa al dirigirnos a Dios Padre Eterno. Gracias, muchas gracias, bendito Señor y Dios nuestro. ¡Te amamos!


Un abrazo y bendiciones.

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