Entonces sabrás que yo soy el Señor. Los que confían en mí nunca serán avergonzados.
Isaías 49:23c.
Lectura:
Isaías 49:22-26. Versículo del día:
Isaías 49:23c.
MEDITACIÓN
DIARIA
Tomemos
esta promesa para nosotros, que confiamos en el Señor. Hay muchas promesas en
las que Dios nos habla de una u otra manera llamándonos a confiar en Él. Sin
embargo, en ocasiones dudamos del gran amor del Señor; tal vez, nos parece
imposible que se preocupe tanto por nosotros sabiendo que no lo merecemos. Pero
el Señor no cambia de parecer, Él siempre es el mismo. Por eso no dudemos de su
amor. “Por la mañana hazme saber de tu
gran amor, porque en ti he puesto mi confianza. Señálame el camino que debo
seguir, porque a ti elevo mi alma” (Salmo 143:8). El amor y la confianza van de
la mano. Y cuando el Señor nos disciplina, lo hace por nuestro bien, pero le
duele como a cualquier papito del mundo: “Por eso, ahora voy a seducirla, la
llevaré al desierto y le hablaré con ternura” (Oseas 2:14). Sí, así es como nos
trata nuestro buen Dios y Señor.
Bendito
Señor y Dios: muchas gracias por todo el amor recibido de parte Tuya. Gracias
porque ese amor incondicional nos da la tranquilidad y confianza para
acercarnos a Ti en cualquier necesidad sabiendo que siempre estás listo para abrirnos
tus brazos, rodearnos de tu amor y hablarnos con la ternura que siempre Tú lo
haces. Gracias porque tu amor sobrepasa todo entendimiento; va mucho más allá
del amor de papá o mamá. Es que tu esencia es amor y no podemos dudar de ello. Gracias,
gracias Dios y Señor. ¡Te amamos!
Un abrazo y bendiciones.
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