Señor, recuérdame lo breve que será mi tiempo sobre la tierra. Recuérdame que mis días están contados, ¡y cuán fugaz es mi vida! La vida que me has dado no es más larga que el ancho de mi mano. Toda mi vida es apenas un instante para ti; cuando mucho, cada uno de nosotros es apenas un suspiro.
Salmo 39:4-5. NTV.
Lectura:
Salmo 39:1-13. Versículos del día: Salmo 39:4-5.
MEDITACIÓN
DIARIA
Este
Salmo me hace recapacitar y pensar que la vida no es más que un suspiro y que
toda ella cabe perfectamente en el ancho de mi mano. Bien dice el Salmista que
no vale nada amontonar riquezas, si otros serán los que se quedarán con ellas.
“Entonces, Señor, ¿dónde pongo mi esperanza? Mi única esperanza está en ti” (v.
7 en la lectura). Sí, sí; nuestra esperanza tiene un nombre que es el verdadero
Nombre: el Señor Jesús. Es a Él que tenemos que acudir en nuestros días de inquietud
y de ansiedad. Es el Señor, el Único que puede llenar ese vacío emocional,
espiritual y físico. Es el Señor quien renueva nuestras fuerzas y nos hace
volar cual águilas. “Él renueva mis
fuerzas. Me guía por sendas correctas, y así da honra a su nombre” (Salmo 23:3.
NTV).
Amado Señor Jesús: muchas gracias porque siempre sabes
dar aliento al abatido y caído. Gracias porque solamente Tú Eres mi fuerza; cuando
me siento desfallecer, Tú vienes y posas tu delicada mano en mi cuerpo y me
levantas. Gracias, gracias, bendito Señor, porque mi vida depende
exclusivamente de Ti. Bien sabes cuántos son mis días en esta tierra; hazme
saber de tu gran amor porque en Ti he puesto mi confianza. Deseo hacer tu
voluntad y que nada me distraiga de ese, tu gran amor.
Un abrazo y bendiciones.
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