Entonces Pedro le dijo a Ananías: —¿Por qué le hiciste caso a Satanás? Creíste que podrías engañar al Espíritu Santo, y te quedaste con parte del dinero. Antes de vender el terreno, era todo tuyo y de tu esposa. Y cuando lo vendiste, todo el dinero también era de ustedes. ¿Por qué lo hiciste? No nos has mentido a nosotros, sino a Dios.
Hechos 5:3-4. NTV.
Lectura:
Hechos 5:1-11. Versículos del día:
Hechos 5:3-4.
MEDITACIÓN
DIARIA
Definitivamente,
no hay razón para engañar a Dios. Quizá se nos olvida que Él sabe y conoce todo
lo nuestro. Ahora, por otra parte, el Señor es el Dueño de todo el oro y la
plata del mundo (Hageo 2:8); Él no necesita nuestro dinero, pero sí quiere probar
nuestro corazón a través del dinero. Entonces, no hay razón alguna para mentirle
respecto a lo que nos proponemos pactar con Él. La Biblia dice: “No se engañen:
de Dios nadie se burla. Cada uno cosecha lo que siembra”. Gálatas 6:7. NVI. Acostumbrémonos
más bien, a dar por encima de la décima parte de lo que recibimos; el Señor nos
devolverá tal como dice la Palabra: “Den y se les dará: se les echará en el
regazo una medida llena, apretada, sacudida y desbordante. Porque con la medida
con que midan a otros, se les medirá a ustedes” (Lucas 6:38 NVI).
Amado
Señor: muchas gracias por enseñarnos a dar generosamente y de todo corazón.
Bien sabemos que Tú Eres el Dueño de todo el oro y la plata del mundo. No
permitas que el dinero dañe nuestro corazón, sino más bien, haz que entendamos
que este es el regalo que nos das, para bendecir a otros. Gracias, muchas gracias,
Precioso Señor y Dios nuestro.
Un abrazo y bendiciones.
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