jueves, 1 de junio de 2017

Hay que recordar quien merece nuestra adoración

Durante el reinado de Abías, Jeroboán no pudo recuperar su poderío. Al final, el Señor lo hirió, y Jeroboán murió. 
2 Crónicas 13:20.

Lectura: 2 Crónicas 13:1-22. Versículos del día: 2Crónicas 13:20-21.   

MEDITACIÓN DIARIA

Es claro que después de David ningún rey fue fiel con el Señor. La separación del reino que precisamente ocurrió por causa de la desobediencia de Salomón al seguir a otros dioses, dejó un sinsabor para todas las tribus. El rey Abías de Judá queriendo recuperar parte del territorio perdido, subió al monte Zemarayin en la sierra de Efraín para gritarles que no pelearan contra ellos porque era como pelear contra el Señor (vv. 4-12). Sin embargo, la guerra apareció y los israelitas la perdieron. Abías había clamado al Señor y Dios los escuchó dándoles la victoria a los de Judá y permitiéndole recuperar las ciudades de Betel, Jesaná y Efraín con sus respectivas aldeas (vv. 14-20).
Todo lo anterior nos demuestra hasta dónde pueden llegar las consecuencias de conocer al Señor y serle infiel. No podemos decir que somos cristianos y seguir pecando deliberadamente. Nuestro Dios nos exige completa adoración a Él sin desviarnos lo más mínimo. A veces creemos que hay pecados pequeños y no es así. Hay que dejar atrás toda práctica de horóscopos, adivinación, brujería y espiritismo, como también toda mentira, vanagloria y orgullo. Dios quiere que lo adoremos como nos lo enseñó Jesús: “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas” (Marcos 12:30). Esto no fue más que un recordatorio porque el Señor ya lo había ordenado desde el Antiguo Testamento (Deuteronomio 6:5), y ahora vale la pena recordarlo a toda su Iglesia, porque fácilmente se desvía del camino y se deja llevar hasta ingenuamente, para adorar a otros dioses.

Amado Dios: queremos serte siempre fiel. No permitas que el mundo y sus atracciones nos desvíen de la fe que poseemos en Ti. Confesamos, declaramos y proclamamos que eres el Único Dios Santo y Verdadero; que anhelamos amarte con todas nuestras fuerzas; con corazón, alma y mente dispuestos a obedecerte y a seguir tus preceptos. Danos a través de tu Santo Espíritu la fortaleza que necesitamos con el temor reverente hacia Ti. ¡Gracias buen Dios!

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: