sábado, 3 de junio de 2017

Mejor es no cuestionar sino esperar la gloria futura

Lo más absurdo de lo absurdo, —dice el Maestro—, lo más absurdo de lo absurdo, ¡todo es un absurdo! ¿Qué provecho saca el hombre de tanto afanarse en esta vida? 
Eclesiastés 1:2-3.

Lectura: Eclesiastés 1:1-16.  Versículos del día: Eclesiastés 1:2-3.

MEDITACIÓN DIARIA

Definitivamente sí; cuando vemos la vida de manera lógica, nos damos cuenta que por más que se haga lo que se haga siempre tendremos que cuestionarnos el: ¿qué sigue? ¿Qué más esperamos? “Todas las cosas hastían más de lo que es posible expresar. Ni se sacian los ojos de ver, ni se hartan los oídos de oír” (v. 8).
Vivimos afanados más por el día de mañana que por el día actual. Atafagados por una u otra cosa queriendo hacer muchas, para a veces ni alcanzar una sola. “Es como perseguir el viento” (v. 14) Es que Salomón con toda la sabiduría que Dios le dio pudo darse cuenta que bien sea la sabiduría, la locura o insensatez, ¡no son más que querer alcanzar el viento! (v. 17); todo es un absurdo, todo se convierte es en presunción para alcanzar una vanagloria. Por eso tal vez ni entendemos al erudito ni comprendemos al insensato. Cada uno de ellos por su lado, busca conseguir su propio objetivo.
Gracias a Dios que como cristianos y conocedores de su Palabra, tenemos la bendita esperanza de una gloria futura. Creo que este es el aliciente que nos debe motivar cada vez que miramos la vida en esa dimensión. Porque como termina el Maestro: Francamente, mientras más sabiduría, más problemas; mientras más se sabe, más se sufre” (v.18). Así que mejor es no cuestionar sino esperar la gloria futura.

Amado Señor: Te pedimos que nos enseñes a llevar una vida sencilla donde nunca dejemos de mirarte porque al desviarnos no alcanzamos a comprender este mundo que nos diste y empezamos a cuestionar sin entender el rumbo de su marcha. Gracias por habernos permitido conocerte y tener la certeza que después de este trayecto, tenemos el verdadero, el que nunca acaba y que siempre en él estarás. ¡Bendito eres Señor!

Un abrazo y bendiciones.

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