miércoles, 21 de junio de 2017

La conversión de Saulo

Él cayó al suelo y oyó una voz que le decía: ―Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? 
Hechos 9:4.

Lectura: Hechos 9:1-31.  Versículo del día: Hechos 9:4.

MEDITACIÓN DIARIA

Puedo leer y leer sobre la conversión de Saulo y no deja de maravillarme. La verdad, a veces le digo al Señor que me hable como lo hizo con sus apóstoles: con voz audible. Esto no quiere decir que no me habla; en su Palabra lo hace constantemente, y diría sin temor a equivocarme que en dos momentos de mi vida lo he tenido demasiado cerca, pero sería extraordinario escuchar directamente su voz.
¡Cuántas cosas encierran esa conversión! Es ahí donde nos damos cuenta cómo el Señor no solamente es misericordioso sino que utiliza a quien quiere. A Saulo lo esperó incluso hasta después del sacrificio de Esteban donde Saulo estaba presente aprobándolo (Hechos 8:1) y leemos que él iba precisamente a Damasco con el propósito de apresar a quienes hablaran del Señor Jesús (vv. 1-2 en la lectura). Siendo Saulo un hombre inteligente, estudioso de la ley y un erudito dentro de los judíos, el Señor lo toma para sí y lo baja de esa nube en la que se encontraba. Una manera bien fuerte de aprender humildad. Debió ser tan radical su conversión que ni por un momento dudó del mandato cuando el Señor Jesús se le manifestó (vv. 8-9).
Escuchamos en el mundo frases como: “esto no tiene perdón de Dios” o “cómo puede decir que se convirtió después de matar y de secuestrar a tantos; eso es mentira”. Pero Dios espera por todos los hombres, deseando que lleguen al arrepentimiento (2 Pedro 3:9). Definitivamente los planes de Dios no son los nuestros y este es el testimonio más claro para entender la soberanía, la misericordia y el amor de Dios.

Amado Señor: Si no fuera por la obra maravillosa que hiciste con Pablo no estaríamos aquí los cristianos gentiles. Gracias porque a través de éste hombre nos has dejado el legado de las Buenas Nuevas de tu Reino. Gracias por lo que nos enseñas también con esa conversión. No permitas que despreciemos a nadie por considerarlo nosotros no apto para Ti. Solamente Tú Señor eres el único que salvas y el único que juzgas.

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: