miércoles, 14 de junio de 2017

Para llevar una vida santa

Concentren su atención en las cosas de arriba, no en las de la tierra, pues ustedes han muerto y su vida está escondida con Cristo en Dios. 
Colosenses 3:2-3.

Lectura: Colosenses 3:1-17.  Versículos del día: Colosenses 3:2-3.

MEDITACIÓN DIARIA

¡Qué efímeras son las riquezas, el poder, la vanagloria! Hay que cosechar tesoros para el cielo y no para la tierra. Si hemos muerto al pecado, demostrémoslo. Con el bautismo declaramos que morimos con Cristo (Romanos 6:3-4), entonces vivamos para Él. “Por tanto, hagan morir todo lo que es propio de la naturaleza terrenal: inmoralidad sexual, impureza, bajas pasiones, malos deseos y avaricia, la cual es idolatría”; “Pero ahora abandonen también todo esto: enojo, ira, malicia, calumnia y lenguaje obsceno.  Dejen de mentirse unos a otros, ahora que se han quitado el ropaje de la vieja naturaleza con sus vicios”. “Por lo tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de afecto entrañable y de bondad, humildad, amabilidad y paciencia, de modo que se toleren unos a otros y se perdonen si alguno tiene queja contra otro. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes. Por encima de todo, vístanse de amor, que es el vínculo perfecto.” (vv. 4, 8-9, 12-14 en la lectura). Esto es una reseña que nos muestra el apóstol Pablo sobre lo que debemos abandonar sí de verdad declaramos que somos cristianos. A veces creemos que por no haber matado a nadie, no haber sido corrupto o depravador sexual los demás pecados son inofensivos. Por decir: se ve con buenos ojos el mentir, el enojo, el lenguaje obsceno y hasta la falta de perdonar o pedir perdón y ¡qué equivocación tan grande! Para Dios solo existe ‘pecado’ y todo lo que le ofende a Él es pecado. No hay pecados mayores y otros menores, todos son iguales.
Considero que quizá por esta visión del pecado es que se miente tanto  y se guarda mucho rencor y resentimiento. En general se piensa que el único que perdona es Dios, sin recordar que es un mandato: “Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes”. Pongamos atención en lo de arriba, en lo que le agrada al Señor; crucifiquemos la vieja naturaleza para que podamos vivir con Cristo Jesús.

Señor Jesús: Gracias porque lo que viniste hacer en la cruz fue precisamente morir por todos nuestros pecados sea que los veamos grandes o pequeños, para que quien te acepte, acepte también esta crucifixión de todos ellos. Haznos entender que allí quedaron sepultados y que ahora tenemos una nueva vida de resurrección a tu lado, en la que te complaces cuando vivimos como te agrada. Gracias bendito Señor por enseñarnos a llevar una vida recta. En tu nombre Jesús, amén.

Un abrazo y bendiciones.

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