Concentren su atención en las cosas de arriba, no en las de la tierra, pues ustedes han muerto y su vida está escondida con Cristo en Dios.
Colosenses 3:2-3.
Lectura: Colosenses
3:1-17. Versículos del día: Colosenses
3:2-3.
MEDITACIÓN DIARIA
¡Qué efímeras son las
riquezas, el poder, la vanagloria! Hay que cosechar tesoros para el cielo y no
para la tierra. Si hemos muerto al pecado, demostrémoslo. Con el bautismo
declaramos que morimos con Cristo (Romanos 6:3-4), entonces vivamos
para Él. “Por tanto, hagan morir todo lo que es propio de la naturaleza
terrenal: inmoralidad sexual, impureza, bajas pasiones, malos deseos y
avaricia, la cual es idolatría”; “Pero ahora abandonen también todo esto:
enojo, ira, malicia, calumnia y lenguaje obsceno. Dejen de mentirse unos a otros, ahora que se
han quitado el ropaje de la vieja naturaleza con sus vicios”. “Por lo tanto,
como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de afecto entrañable y de
bondad, humildad, amabilidad y paciencia, de modo que se toleren unos a otros y
se perdonen si alguno tiene queja contra otro. Así como el Señor los perdonó,
perdonen también ustedes. Por encima de todo, vístanse de amor, que es el
vínculo perfecto.” (vv. 4, 8-9, 12-14 en la lectura). Esto es una reseña que
nos muestra el apóstol Pablo sobre lo que debemos abandonar sí de verdad
declaramos que somos cristianos. A veces creemos que por no haber matado a
nadie, no haber sido corrupto o depravador sexual los demás pecados son
inofensivos. Por decir: se ve con buenos ojos el mentir, el enojo, el lenguaje
obsceno y hasta la falta de perdonar o pedir perdón y ¡qué equivocación tan
grande! Para Dios solo existe ‘pecado’ y todo lo que le ofende a Él es pecado.
No hay pecados mayores y otros menores, todos son iguales.
Considero que quizá por
esta visión del pecado es que se miente tanto
y se guarda mucho rencor y resentimiento. En general se piensa que el
único que perdona es Dios, sin recordar que es un mandato: “Así como el Señor
los perdonó, perdonen también ustedes”. Pongamos atención en lo de arriba, en
lo que le agrada al Señor; crucifiquemos la vieja naturaleza para que podamos
vivir con Cristo Jesús.
Señor Jesús: Gracias
porque lo que viniste hacer en la cruz fue precisamente morir por todos
nuestros pecados sea que los veamos grandes o pequeños, para que quien te
acepte, acepte también esta crucifixión de todos ellos. Haznos entender que
allí quedaron sepultados y que ahora tenemos una nueva vida de resurrección a
tu lado, en la que te complaces cuando vivimos como te agrada. Gracias bendito
Señor por enseñarnos a llevar una vida recta. En tu nombre Jesús, amén.
Un abrazo y
bendiciones.
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