domingo, 25 de junio de 2017

Uno solo va más allá de lo que imaginamos

Esto explica por qué el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su esposa, y los dos se convierten en uno solo. 
Génesis 2:24.

Lectura: Génesis 2:4-25.  Versículo del día: Génesis 2:24.

MEDITACIÓN DIARIA


Dios puso al hombre en el Edén para que se ocupara de él y lo cuidara. No le pareció bien que estuviera solo: formó  todo animal y toda ave y le dio la tarea de ponerle nombre y Adán así lo obedeció. Sin embargo Adán no encontró en ninguno su ayuda adecuada. Entonces el Señor hizo caer a Adán en un profundo sueño y de una de sus costillas formó a la mujer. Adán quedó muy contento porque eso sí era: hueso de sus huesos y carne de su carne (vv. 15 y 18-23).  “Esto explica por qué el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su esposa, y los dos se convierten en uno solo” (v. 24). Toda pareja (hombre-mujer), que piense en casarse debe tener muy claro este concepto porque abarca más allá de lo que nos imaginamos. La verdad, yo lo aprendí ayer. Lo mejor en un hogar es la armonía que exista en la convivencia familiar. Es bueno y agradable. Es como el buen aceite que va descendiendo desde la cabeza y va recorriendo todo el cuerpo. El aceite de la unción del Espíritu Santo se manifestará en toda esa casa con bendición y vida eterna (Salmo 133:1-3). Eso es en lo que atañe al núcleo familiar en sí. Pero el Señor dijo que el hombre y la mujer serían uno solo; es algo que en muchos hogares no se entiende y por lo cual hay graves problemas: si bien el Señor dijo que por esto dejará el hombre a su padre y a su madre no quiere decir que haya una mala relación entre suegros-yernos-nueras; al contrario, es ahí donde está el meollo del asunto. Si los dos son uno solo, quiere decir que yo como esposa acepto a mis suegros como mis padres también porque son los padres de mi esposo y los dos somos uno; y a su vez como suegra, acepto a mi nuera o yerno como mis hijos porque tengo que entender que él es uno solo con su esposa o ella con su esposo, igual le corresponde al hombre. Así que decir nos casamos y adiós familia no es cierto y todas las parejas deberían casarse con esta convicción. Los padres tanto del uno como del otro entran a formar parte importante en esa nueva familia que está comenzando.
Aprendamos la lección y fomentemos la cordialidad, armonía y fraternidad de acuerdo a las normas de Dios para que vayamos quitando especialmente la imagen de ‘malas suegras’ que rueda en los dichos y en los chistes por doquier.

Bendito Dios: Hiciste el matrimonio tan perfecto como toda tu misma creación. Enséñanos a ser personas que aportemos siempre unión familiar en vez de división. Que entendamos lo que es una cabeza para permitir que el aceite de tu Espíritu inunde nuestros hogares de tal manera, que el ser uno solo con nuestro cónyuge redunde en armonía y paz familiar. ¡Gracias buen Señor!  

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: