viernes, 2 de junio de 2017

Pecado es pecado y tiene sus consecuencias

Entonces Pedro le dijo: Ananías, ¿por qué has permitido que Satanás llenara tu corazón? Le mentiste al Espíritu Santo y te quedaste con una parte del dinero. 
Hechos 5:3. NTV.
Lectura: Hechos 5:1-11. Versículo del día: Hechos 5:3.

MEDITACIÓN DIARIA

Ananías y Safira creyeron que podían mentirle a los apóstoles y que nada pasaría. Para Dios no hay nada oculto y en realidad no les mintieron a ellos sino a Dios. Para Dios no existen pecados graves y pequeños: todos son igualmente pecado. Ananías y Safira fueron al parecer de los que conformaron la Iglesia primitiva y vieron la disposición de todos en compartir lo que tenían en unanimidad de grupo. Igualmente debieron ver los milagros que ya realizaban los apóstoles y la manifestación del Espíritu Santo sobre todos los creyentes, así que su pecado fue completamente premeditado creyendo que sería algo leve. Recordemos que entre más gracias más obligación tenemos. Si su intención era no entregarlo todo, han debido decirlo pero no engañar a Dios; al fin de cuentas la propiedad y la plata les correspondía, pues entonces no hacerlo. Esto se lo dice claramente Pedro a Ananías (v. 4).
La naturaleza del hombre es pecaminosa y Dios es santo. La historia nos enseña que si decimos ser cristianos debemos actuar como tal. Indudablemente Dios no le quita la vida a todo el que le miente pero sí nos muestra la gravedad de dejarnos llevar por la mentira, la avaricia, el orgullo y la vanagloria que es lo que se ve en los esposos muertos. Como a Dios no lo engañamos hay que tener en cuenta que no podemos llamar a lo bueno malo y a lo malo bueno. Siempre he creído que Dios no se queda con nada guardado sean acciones buenas o malas. Por ahora se pueden esconder muchos pecados delante de los hombres pero hay la certeza de un juicio futuro donde todo saldrá a la luz (Isaías 5:20 y 29:15). El Señor desea una grey pura y sin mancha alguna. Que esto nos sirva como lección y reflexión sobre qué cosas le estamos mintiendo a Dios. Pecado es pecado y trae sus consecuencias.

Amado Señor: Gracias por tu Palabra que cada día nos instruye a través de tu Santo Espíritu. Te pedimos perdón porque quizá en ocasiones nos hemos dejado llevar más por la vanagloria y actuamos por darnos crédito ante el mundo dejándote a un lado, sin reconocer que todo lo que poseemos: salud, dinero, talentos y aun crecimiento espiritual te corresponden. Gracias buen Dios por mostrarnos esta realidad de pecado.

Un abrazo y bendiciones.

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