Ámense los unos a los otros con amor fraternal, respetándose y honrándose mutuamente.
Romanos 12:10.
Lectura: Romanos
12:9-21. Versículo del día: Romanos
12:10.
MEDITACIÓN DIARIA
Ya sea en la familia o
en la Iglesia, cómo es de importante la comunión entre sus miembros. Dios nos
manda que amemos al prójimo como a nosotros mismos y lo que menos queremos es
maltratar todo nuestro ser; por el contrario buscamos la manera de cuidarlo, consentirlo
y preservarlo de un modo u otro, entonces ese debe ser el comportamiento que le
debemos al hermano o a quien está más próximo. La unidad debe de estar basada
principalmente en el amor, “El amor debe ser sincero” (v.9a), y es por este
amor que nos colaboramos, nos toleramos y nos perdonamos cuando fallamos: “Alégrense
con los que están alegres; lloren con los que lloran” (v. 15). Bien dice el
versículo del día: “respetándose y honrándose mutuamente”, porque cuando falla el
respeto todo lo demás se derrumba fácilmente.
Pero bueno, esto es
interesante desde el punto de vista congregacional o familiar. Sin embargo
practicar el amor fraternal es a nivel global, porque no es solamente con quien
conocemos y nos hace bien. Es incluso con el desconocido de la calle que en un
momento dado nos empuja; es con el conductor que se nos atravesó; es con el
jefe que fue injusto o con el compañero de trabajo que es ofensivo. Es aún
mayor, con el que nos ha hecho daño y es nuestro enemigo. En una ocasión me
aconsejaron que ante cualquier insulto o agresión de quien fuera, pensara: ‘quizá
está pasando un mal momento en su vida’ y me pusiera en sus zapatos para no
juzgarlo con dureza.
De todas maneras sea
donde sea y con quien sea, Dios siempre va a demandar de nuestra parte AMOR y
no es cualquier amor, es amor incondicional; el mismo que Él nos ofreció hasta
entregar su vida por nosotros. ¿Estamos dispuestos a dar el amor fraternal que
Dios nos exige? Dejemos que el mundo hable de nosotros por el amor que le brindamos.
“No te dejes vencer por el mal; al contrario, vence el mal con el bien” (v. 21).
Amado Señor: Es
paradójico saber que en realidad todo lo que hacemos es básicamente por amor y
a la vez, tratar de comprender como lo destruimos tan fácilmente. Señor, danos
la capacidad inmensa del fruto del amor de tu Santo Espíritu para que podamos
desbordarlo hacia nuestro prójimo y ser bondadosos, tolerantes y perdonadores
con ellos. Gracias buen Señor.
Un abrazo y bendiciones.
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