miércoles, 14 de junio de 2017

Debemos brindar amor fraternal

Ámense los unos a los otros con amor fraternal, respetándose y honrándose mutuamente. 
Romanos 12:10.

Lectura: Romanos 12:9-21.  Versículo del día: Romanos 12:10.

MEDITACIÓN DIARIA

Ya sea en la familia o en la Iglesia, cómo es de importante la comunión entre sus miembros. Dios nos manda que amemos al prójimo como a nosotros mismos y lo que menos queremos es maltratar todo nuestro ser; por el contrario buscamos la manera de cuidarlo, consentirlo y preservarlo de un modo u otro, entonces ese debe ser el comportamiento que le debemos al hermano o a quien está más próximo. La unidad debe de estar basada principalmente en el amor, “El amor debe ser sincero” (v.9a), y es por este amor que nos colaboramos, nos toleramos y nos perdonamos cuando fallamos: “Alégrense con los que están alegres; lloren con los que lloran” (v. 15). Bien dice el versículo del día: “respetándose y honrándose mutuamente”, porque cuando falla el respeto todo lo demás se derrumba fácilmente.
Pero bueno, esto es interesante desde el punto de vista congregacional o familiar. Sin embargo practicar el amor fraternal es a nivel global, porque no es solamente con quien conocemos y nos hace bien. Es incluso con el desconocido de la calle que en un momento dado nos empuja; es con el conductor que se nos atravesó; es con el jefe que fue injusto o con el compañero de trabajo que es ofensivo. Es aún mayor, con el que nos ha hecho daño y es nuestro enemigo. En una ocasión me aconsejaron que ante cualquier insulto o agresión de quien fuera, pensara: ‘quizá está pasando un mal momento en su vida’ y me pusiera en sus zapatos para no juzgarlo con dureza.
De todas maneras sea donde sea y con quien sea, Dios siempre va a demandar de nuestra parte AMOR y no es cualquier amor, es amor incondicional; el mismo que Él nos ofreció hasta entregar su vida por nosotros. ¿Estamos dispuestos a dar el amor fraternal que Dios nos exige? Dejemos que el mundo hable de nosotros por el amor que le brindamos. “No te dejes vencer por el mal; al contrario, vence el mal con el bien” (v. 21).

Amado Señor: Es paradójico saber que en realidad todo lo que hacemos es básicamente por amor y a la vez, tratar de comprender como lo destruimos tan fácilmente. Señor, danos la capacidad inmensa del fruto del amor de tu Santo Espíritu para que podamos desbordarlo hacia nuestro prójimo y ser bondadosos, tolerantes y perdonadores con ellos. Gracias buen Señor.

Un abrazo y bendiciones.

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