jueves, 8 de junio de 2017

Nada me atemorizará: eres mi luz y mi salvación

El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré? El Señor es el baluarte de mi vida;     ¿quién podrá amedrentarme? 
Salmo 27:1.

Lectura: Salmo 27:1-14.  Versículo del día: Salmo 27:1.

MEDITACIÓN DIARIA

He estado si soy sincera, quizá estresada en estos días. Un cúmulo de emociones encontradas: unas muy agradables, otras no tanto y otras definitivamente abrumadoras para mí. No sé si este rollo de emociones es lo que ha permitido que cualquier síntoma o dolor en mi cuerpo me acabe de alterar. El paseo en familia a los parques de Orlando fue muy gratificante pero a la vez agotador. Me pregunto ahora si esas largas caminatas afectaron mi cirugía de cadera porque he experimentado en mi pierna sensaciones que antes nunca había sentido. Primero sentí un escozor por dentro como si una herida se me hubiese abierto y para completar ayer en la tarde al hacer un movimiento, de pronto sentí que algo rodaba pierna abajo pero lógicamente no lo veía porque la sensación era interna. Ante esta situación me llené de pánico. Me sentí completamente sola en un sitio donde no conozco a nadie. Mi primer pensamiento fue llamar a amistades médicas de mi país Colombia, pero presa del pánico mis dedos se trababan para describir lo que me pasaba. Llamé entonces, a mi consuegra que es mi prima también y a mi hijo de Colombia porque no quería importunar a mi otro hijo que vive con nosotros y que yo sabía que estaba ocupado. Sin embargo, al final lo hice. Ahora ya calmada después de consultar con una médica amiga, mi hijo con un galeno conocido y después de orar con Dany mi hijo mayor quien llegó de inmediato, me tranquilicé y me quedé dormida. Pero pienso y le doy vueltas al asunto y buscando en la Biblia sobre miedos, temores y pánico entendí que mi enemigo número uno Satán, aprovechó la situación para hacerme perder la paz; esa es su arma poderosa. Recordé la noche en que fui operada de mi seno cuando por un momento sentí que no podía respirar y también me llené de pánico. Luego comprendí o mejor, el Espíritu Santo me mostró que había sido víctima de un ataque satánico. Exactamente fue lo mismo que sentí ayer.
Si el miedo es el arma poderosa de Satán, yo tengo una más poderosa todavía porque me la dio mi Padre Celestial y es la oración. El Señor Jesús eso fue lo que hizo cuando murió: bajó a los infiernos a pisotear a Satanás y él ya no tiene primacía sobre mí; yo pertenezco a la grey de mi Salvador y Redentor. Por eso este Salmo que le dejo a todos ustedes; además del consejo que se llenen de todos los versículos que nos hablan de la seguridad que tenemos con el Señor a nuestro lado, velando y guiando nuestros pasos.

Mi Señor y mi Dios: gracias porque Tú estás en mí y eres mayor que el que está en el mundo. Gracias por revelarme que Contigo tengo la mejor arma contra el enemigo y que la debo usar en todo momento. Con razón dice el Salmista que desea habitar en tu casa todos los días para contemplar tu hermosura. Y es que estando a tu lado nada ni nadie me puede hacer daño porque Tú eres el Dios de mi salvación que no me desampara ni me abandona. Gracias bendito Señor.

Un abrazo y bendiciones. 

No hay comentarios: