Por tanto, si sienten algún estímulo en su unión con Cristo, algún consuelo en su amor, algún compañerismo en el Espíritu, algún afecto entrañable, llénenme de alegría teniendo un mismo parecer, un mismo amor, unidos en alma y pensamiento.
Filipenses 2:1-2.
Lectura: Filipenses 2:1-18. Versículos del día: Filipenses 2:1-2.
MEDITACIÓN DIARIA
Estas fueron las
palabras de Pablo a los filipenses. En efecto lo que más nos debe caracterizar
entre cristianos es el amor fraternal, teniendo un mismo parecer, unidos en
alma y pensamiento. O sea compenetrándonos el uno al otro y no buscando
nuestros propios intereses sino más bien buscando lo que le hace falta al otro
(v. 4). Si es aplicable esto en la Iglesia, ¡cuánto mayormente no lo
necesitamos en el núcleo familiar y con mayor razón si decimos que es un hogar cristiano!
Unidos en alma y pensamiento es tomar tanto el dolor ajeno y sus triunfos y
derrotas como nuestro. Es reír con el que ríe y llorar con el que llora.
Esta unidad familiar debe
ser tal que llame la atención de los que nos rodean. Una casa que los que nos
visiten, aprecien que es diferente; que es un recinto donde la presencia del
Espíritu de Dios se siente por la
armonía y el amor desinteresado que se profesan entre los miembros de esa
familia. Dice Pablo: “La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús”
(v. 5). ¿Será que sí reflejamos ante el mundo que nos rodea una actitud igual a
la de Cristo?
Señor nuestro: gracias
por la unidad familiar que Tú permites que tengamos. Te rogamos que cada día,
la alegría de cada uno sea la alegría de todos en casa y que también aprendamos
a llorar con el que gime. Envuélvenos en tu manto de amor para que los que
lleguen hasta allí sientan calor de hogar desde el momento que pisan nuestra
entrada. Gracias buen Dios.
Un abrazo y
bendiciones.
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