lunes, 1 de mayo de 2017

Hay que perdonar, perdonar y pedir perdón...

Jesús le contestó: —No basta con perdonar al hermano sólo siete veces. Hay que perdonarlo una y otra vez; es decir, siempre. 
Mateo 18:22. Traducción Lenguaje Actual (TLA).

Lectura: Mateo 18:15-22.  Versículo del día: Mateo 18:22.

MEDITACIÓN DIARIA

Esto fue lo que le contestó el Señor a Pedro ante la pregunta de cuántas veces tenía que perdonar al hermano que le ofendiera. El Señor le contesta que una y otra vez. Encontré que la palabra ‘perdón’ en griego quiere decir: soltar, cancelar, pasar; y en hebreo: levantar la culpa. Esto es lo que hay que hacer: pasar la culpa. No entiendo por qué es tan difícil para el cristiano perdonar. Si recibimos de parte de Dios un perdón pleno y aun así, seguimos cayendo y pecando, y Dios vuelve a perdonarnos cuando recurrimos a Él ¿por qué nosotros no somos capaces?
Es triste que muchas personas piensen que si perdonan están deteriorando su orgullo y su dignidad. Se atreven a decir que hasta su educación no les permite perdonar (nunca había escuchado ese argumento pero me lo dijeron). Entonces, ¿en dónde queda el sacrificio del Señor Jesús? Él fue humillado, vituperado, calumniado, flagelado y crucificado por darnos a nosotros el perdón de todos nuestros pecados; y en la oración que nos enseñó se le dice una y otra vez: “y perdónanos nuestros pecados, así como hemos perdonado a los que pecan contra nosotros” (Mateo 6:12 NTV). Sin embargo, esto se dice de dientes para afuera pero no de corazón. Pero miremos los versículos siguientes: “Si perdonas a los que pecan contra ti, tu Padre celestial te perdonará a ti; pero si te niegas a perdonar a los demás, tu Padre no perdonará tus pecados” (vv. 14-15, el énfasis es personal). “pero si te niegas a perdonar a los demás, tu Padre no perdonará tus pecados”. Debemos tener presente esto porque es muy delicado: si me rehúso a perdonar, quiere decir que tampoco acepto el perdón de Dios; o sea se está en nada.
Conclusión: queremos ser perdonados, perdonemos también; una, dos, tres veces y las que sigan de ahí para adelante. De lo contrario ni siquiera atrevámonos a pedirle algo al Señor porque no tiene caso hacerlo.

Amado Padre celestial: con todo mi corazón te pido que pongas en el corazón de los que leen este devocional la decisión de perdonar de la misma manera que Tú lo  haces con nosotros. Gracias porque no fueron los soldados romanos ni los judíos quienes sacrificaron a tu Hijo amado; en ellos estábamos cada uno y tu amor inagotable, al lado de tu infinita misericordia, nos ha liberado de la carga del pecado, a través de la sangre preciosa de Jesús derramada en ese Calvario. ¡Gracias por tu enseñanza buen Dios! ¡Te alabamos y te damos toda la honra y la gloria!

Un abrazo y bendiciones.

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