sábado, 20 de mayo de 2017

La importancia de una Iglesia unida

Todos, en un mismo espíritu, se dedicaban a la oración, junto con las mujeres y con los hermanos de Jesús y su madre María. 
Hechos 1:14.

Lectura: Hechos 1:12-26.  Versículo del día: Hechos 1:14.

MEDITACIÓN DIARIA

El Señor me movió a leer nuevamente el Libro de Hechos de los apóstoles y ya había pasado al capítulo 2, cuando se me ocurrió preguntarle cómo quería que fuera su Iglesia. La verdad fue como una revelación o una orden cuestionada: ¿Estás leyendo el Libro de Hechos? devuélvete y léelo minuciosamente. Volví al capítulo 1 y en realidad había pasado por alto algo muy importante en lo que fue el inicio de la Iglesia primitiva. “Todos, en un mismo espíritu, se dedicaban a la oración”; otras versiones: “Todos se reunían y estaban constantemente unidos en oración”; “Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego”; “Estos seguidores de Jesús eran un grupo muy unido, y siempre oraban juntos”. Quise saber exactamente el significado de ‘unánimes’ y dice el Diccionario RAE: “Dicho de dos o más personas: Que tienen un mismo parecer, dictamen, voluntad o sentimiento”. Así que de todas maneras es muy importante tener en cuenta que eran un grupo muy unido, donde todos oraban con dedicación, constancia o perseverancia; no decaían en su propósito, poniéndose de acuerdo en sus peticiones, entregándose por completo con voluntad y sentimiento a la causa por la cual estaban reunidos: proclamar el evangelio del Maestro, hijo, hermano y Salvador que tuvieron la oportunidad de conocer personalmente. Dios bendijo esta unidad llenándolos con el Espíritu Santo (Hechos 2:4), el Consolador que el Señor Jesús les había prometido. “Y cada día el Señor añadía al grupo los que iban siendo salvos” (Hechos 2:47b). Considero que la unión de ellos fue muy importante para el crecimiento de la Iglesia.
Reflexionemos sobre qué estamos haciendo por nuestra Iglesia y cómo podemos lograr que otros muchos lleguen a los pies de Cristo para que esta crezca en número y gracia delante de Dios y de los hombres.

Señor Jesús: Devuélvenos hasta donde esté a nuestro alcance, a buscarte tal como lo hicieron los primeros cristianos. Pon en cada uno de nosotros, el mismo parecer, la misma opinión, voluntad y sentimiento por ver una Iglesia próspera, donde los que están afuera quieran llegar a ella por el amor, la unidad y la pasión por Ti que ven reflejados en los que ya te conocemos. ¡Gracias por tu grey buen Señor y por escuchar nuestra plegaria!

Un abrazo y bendiciones.

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