lunes, 8 de mayo de 2017

Aprendamos a ser caritativos

El que ayuda al pobre no conocerá la pobreza; el que le niega su ayuda será maldecido. 
Proverbios 28:27.

Lectura: Proverbios 28:1-28. Versículo del día: Proverbios 28:27.

MEDITACIÓN DIARIA

Hay personas que sin tener mucho, dan y lo hacen con gozo; pero hay otras que tienen mucho y no dan nada. ¡Qué triste! El tacaño pareciera que acumula sus riquezas creyendo que morirá con ellas y se las llevará; no hay tal. Como dice un Pastor en Colombia: “no hay entierro con trasteo”. Además el Señor dice también que quien le da al pobre, le hace a Él un préstamo y que es entonces el Señor el encargado de devolverlo (Proverbios 19:17). Imaginémonos ¡cuánto nos devolverá el dueño de todo el oro y la plata del mundo! Si lo miramos por el lado financiero, creo que es de alta rentabilidad invertir en el pobre.
Hay un cumulo de bendiciones para el que ayuda al pobre: “Dichoso el que piensa en el débil; el Señor lo librará en el día de la desgracia. El Señor lo protegerá y lo mantendrá con vida; lo hará dichoso en la tierra y no lo entregará al capricho de sus adversarios. El Señor lo confortará cuando esté enfermo; lo alentará en el lecho del dolor  (salmo 41:1-3); miremos: el débil es el pobre y por hacer esto, el Señor lo rescatará cuando esté en problemas; los protegerá y les concederá vida. Lo prosperará: porque al que tiene y da, más se le dará. También en enfermedad, el Señor mismo lo asistirá y le dará sanidad.
No podemos dejar pasar tanta bendición por ser tacaños y no acordarnos del menesteroso. De ahora en adelante cada vez que podamos, extendamos la mano amorosa al alcanzado o débil en su economía y gocemos del fruto de esta buena acción. Aprendamos a ser caritativos.

Amado Padre Celestial: Gracias porque Tú cuidas de nosotros de tal modo que si estamos en necesidad, mandas ángeles a nuestro alrededor para que nos sostengan en la dificultad. Gracias por enseñarnos que es mejor dar que recibir. Son muchas las bendiciones que nos llegarán cuando con gusto y alegría le tendemos la mano al pobre. Gracias buen Dios por tu fidelidad.

Un abrazo y bendiciones,


Dora C.

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