El que ayuda al pobre no conocerá la pobreza; el que le niega su ayuda será maldecido.
Proverbios 28:27.
Lectura: Proverbios
28:1-28. Versículo del día: Proverbios 28:27.
MEDITACIÓN DIARIA
Hay personas que sin
tener mucho, dan y lo hacen con gozo; pero hay otras que tienen mucho y no dan
nada. ¡Qué triste! El tacaño pareciera que acumula sus riquezas creyendo que morirá
con ellas y se las llevará; no hay tal. Como dice un Pastor en Colombia: “no
hay entierro con trasteo”. Además el Señor dice también que quien le da al
pobre, le hace a Él un préstamo y que es entonces el Señor el encargado de
devolverlo (Proverbios 19:17). Imaginémonos ¡cuánto nos devolverá el dueño de
todo el oro y la plata del mundo! Si lo miramos por el lado financiero, creo
que es de alta rentabilidad invertir en el pobre.
Hay un cumulo de
bendiciones para el que ayuda al pobre: “Dichoso el que piensa en el débil; el
Señor lo librará en el día de la desgracia. El Señor lo protegerá y lo
mantendrá con vida; lo hará dichoso en la tierra y no lo entregará al capricho
de sus adversarios. El Señor lo confortará cuando esté enfermo; lo alentará en
el lecho del dolor (salmo 41:1-3);
miremos: el débil es el pobre y por hacer esto, el Señor lo rescatará cuando
esté en problemas; los protegerá y les concederá vida. Lo prosperará: porque al
que tiene y da, más se le dará. También en enfermedad, el Señor mismo lo
asistirá y le dará sanidad.
No podemos dejar pasar
tanta bendición por ser tacaños y no acordarnos del menesteroso. De ahora en
adelante cada vez que podamos, extendamos la mano amorosa al alcanzado o débil
en su economía y gocemos del fruto de esta buena acción. Aprendamos a ser
caritativos.
Amado Padre Celestial:
Gracias porque Tú cuidas de nosotros de tal modo que si estamos en necesidad,
mandas ángeles a nuestro alrededor para que nos sostengan en la dificultad.
Gracias por enseñarnos que es mejor dar que recibir. Son muchas las bendiciones
que nos llegarán cuando con gusto y alegría le tendemos la mano al pobre. Gracias
buen Dios por tu fidelidad.
Un abrazo y
bendiciones,
Dora C.
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