martes, 30 de mayo de 2017

En el Nombre de Jesús

Pero Pedro y Juan replicaron: ―¿Es justo delante de Dios obedecerlos a ustedes en vez de obedecerlo a él? ¡Júzguenlo ustedes mismos! Nosotros no podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído. Hechos 4:19-20.

Lectura: Hechos 4:1-22.  Versículos del día: Hechos 4:19-20.

MEDITACIÓN DIARIA

Definitivamente como dice el refrán: ‘no hay peor ciego que el que no quiere ver’. Esto fue lo que les sucedió a los ancianos del Consejo: no querían admitir que en el nombre de Jesús, el mendigo lisiado que acostumbraba pedir limosna en la puerta del templo hubiera sido sanado. Y es lo mismo que ocurre actualmente: a la mayoría de personas les cuesta creer en milagros. Si es una enfermedad notoria y se alienta, los médicos se alaban entre ellos sin reconocer al Señor de la vida. Y si es levantar a alguien financieramente, se cree que fue un golpe de suerte o algo parecido; lo que sea con tal de no darle el crédito al Señor. Los del Consejo al preguntarle a Pedro y a Juan en nombre de quién habían hecho eso, Pedro se levanta y muy claro les dice: “Sepan, pues, todos ustedes y todo el pueblo de Israel que este hombre está aquí delante de ustedes, sano gracias al nombre de Jesucristo de Nazaret, crucificado por ustedes, pero resucitado por Dios” (v. 10). Ante esta evidencia los del Consejo les ordenaron terminantemente no hablar ni enseñar nada acerca de Jesús, ellos replicaron: “¿Es justo delante de Dios obedecerlos a ustedes en vez de obedecerlo a él? ¡Júzguenlo ustedes mismos! Nosotros no podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído” (vv. 19-20). Es difícil dejar de hablar de nuestro Amado Jesús cuando hemos palpado milagros en nuestra vida. En estos días una familiar murió por algo parecido a la pancreatitis que tuve y eso me sirvió para que el Señor me recordara cuánto me amaba y los años más de vida que me dio, librándome nuevamente de las garras de la muerte. ¿Cómo entonces no hablar de mi Señor? Aún necesito más y más decisión para no callar y que sean muchísimos los que por esta causa alaben a Dios (vv. 21-22).

Señor Jesús: Cómo quisiéramos tener el denuedo de tus discípulos para ir sin titubeos no solo a predicar el Evangelio tuyo, sino también en tu bendito Nombre a sanar enfermos y echar fuera demonios. Señor somos tímidos para esto pero sabemos que puedes cambiar esa tibieza con la llenura de tu Espíritu Santo. Motívanos Señor y haz que alegres entreguemos un Evangelio completo tanto de sanidad física como espiritual. ¡Gracias bendito Señor! 

Un abrazo y bendiciones.                                                                                                                                                                  

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