Mientras consideraba esa posibilidad, un ángel del Señor se le apareció en un sueño. José, hijo de David —le dijo el ángel—, no tengas miedo de recibir a María por esposa, porque el niño que lleva dentro de ella fue concebido por el Espíritu Santo.
Mateo 1:20 NTV.
Lectura: Mateo
1:18-25. Versículo del día: Mateo 1:20.
MEDITACIÓN DIARIA
La situación para la
bendita María se volvía compleja. En ese tiempo la mujer embarazada sin casarse
era lapidada, o sea muerta a piedra. José al saber la noticia de labios de
María, pienso yo, dudó y eso es razonable no cuestionable. Sin embargo, miremos
lo que dice la Palabra: “José, su prometido, era un hombre bueno y no quiso
avergonzarla en público; por lo tanto, decidió romper el compromiso en privado”
(v. 19). Estaba considerando hacerlo, pero el ángel le confirmó lo dicho por
María y aún más, le dio autoridad para cuidarlo y formarlo porque fijémonos en
lo que sigue: “Y tendrá un hijo y lo llamarás Jesús, porque él salvará a su
pueblo de sus pecados” (v. 21). Muy importante anotar que dice: “y lo llamarás”
o sea, lo hace responsable de su cuidado como padre adoptivo. Bueno, yo sí que
entiendo bien esto.
Si el devocional de
ayer estaba más encauzado hacia las mujeres, creo que el de hoy es para los
hombres. “Cuando José despertó, hizo como el ángel del Señor le había ordenado y
recibió a María por esposa, pero no tuvo relaciones sexuales con ella hasta que
nació su hijo; y José le puso por nombre Jesús” (vv. 24-25). José un hombre
íntegro y temeroso de Dios no tardó en cumplir el mandato y creo que más que
gustoso aceptó el cargo encomendado. Dios sabía que María precisaba protección,
amor y calor de hogar y en José se lo prodigó. Necesitamos muchos ‘José’ que se
levanten para proteger y amar a tantas madres cabeza de familia.
Hoy a través de este
devocional el Señor me ha mostrado el magnífico esposo que me ha dado, quien
tampoco dudó en aceptar a mis hijos como suyos y a su lado verlos crecer hasta
llegar a formarlos como lo que ahora son. Le doy gracias al Señor por él.
Amado Señor: Tu Palabra
siempre nos trae nuevas enseñanzas y apreciaciones diferentes para involucrarlas
en nuestra vida diaria. Gracias por todos los ‘José’ que han sabido entender a
las mujeres y valorarlas a pesar de tener ya sus hijos. Gracias por el don que
le das a cada uno de ellos para recibirlos y amarlos como los propios. Gracias
por lo que aprendimos hoy de la bondad, mansedumbre, humildad y obediencia de
José. ¡Te alabamos Señor!
Un abrazo y
bendiciones.
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