Tú, oh Dios, nos has puesto a prueba; nos has purificado como a la plata.
Salmo 66:10.
Lectura: Salmo
66:1-20. Versículo del día: Salmo 66:10.
MEDITACIÓN DIARIA
Aparte de aprender y
diría que aprender mucho ante las pruebas, las aflicciones nos sirven para que
veamos el poder de Dios, lo glorifiquemos y exaltemos su Nombre. “¡Vengan y
vean las proezas de Dios, sus obras portentosas en nuestro favor!” (v. 5). Han
sido innumerables veces en las que he visto su mano bondadosa sobre mi vida no
solo en el campo de sanidad física sino
también en el área espiritual y material. El que haya estado dos veces al borde de la
muerte es suficiente para que abra mi boca y lo dé a conocer como el Dios, que
aun en estos tiempos también realiza milagros asombrosos. Las pruebas no son
fáciles de llevar: de hecho nos enseñan, disciplinan y pulen; y esa pulida
duele bastante. Pero lo hermoso de ellas es saber que Jesús quiere el mejor
vaso para Él y somos ese vaso moldeado en sus manos.
Cualquier manifestación
de Dios en nuestras vidas debe ser motivo de exaltación porque lo que nos
ocurre en el andar diario, solamente son muestras de su infinito amor. Puedo
decir igual que David: “Vengan ustedes, temerosos de Dios, escuchen, que voy a
contarles todo lo que él ha hecho por mí. Clamé a él con mi boca; lo alabé con
mi lengua” (vv. 16-17). Recientemente el Señor nos bendijo con el trabajo para
mi esposo, que sabía, tanto necesitábamos.
¡Gloria por siempre a Ti Señor! “¡Bendito sea Dios, que no rechazó mi plegaria ni
me negó su amor!” (v. 20).
Si mi Dios y Señor:
Gracias porque estás ahí presente en cada vicisitud para brindarnos tu
consuelo, tu socorro y para mostrarnos tu grandeza. Gracias porque nos
respondes y el tiempo tuyo es el exacto. ¡Te alabamos Señor y bendecimos tu Nombre!
¡La gloria es para Ti! Permite que todo lo que hagamos sea para honrarte; que
seamos testimonio vivo demostrando al mundo que vives y reinas en nuestros
corazones.
Un abrazo y
bendiciones.
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