jueves, 17 de noviembre de 2016

Simplemente hay que dar

Traigan íntegro el diezmo para los fondos del templo, y así habrá alimento en mi casa. Pruébenme en esto —dice el Señor Todopoderoso—, y vean si no abro las compuertas del cielo y derramo sobre ustedes bendición hasta que sobreabunde.

Malaquías 3:10.

Lectura: Malaquías 3:6-12.  Versículo del día: Malaquías 3:10.

MEDITACIÓN DIARIA

Creo en el diezmo y hablo del diezmo porque además de ser Palabra de Dios, yo puedo afirmar que a pesar de las crisis económicas, nunca, nunca mi familia ni yo nos hemos acostado sin comer. Por otro lado, el Señor Jesús en el Nuevo Testamento dijo a los fariseos lo siguiente: “¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Dan la décima parte de sus especias: la menta, el anís y el comino. Pero han descuidado los asuntos más importantes de la ley, tales como la justicia, la misericordia y la fidelidad. Debían haber practicado esto sin descuidar aquello. ¡Guías ciegos! Cuelan el mosquito pero se tragan el camello” (Mateo 23-24 las cursivas son personales). Fijémonos que dice: “Debían haber practicado esto”; o sea, no lo excluye como algunos piensan.
Por otro lado Pablo también nos exhorta a hacerlo: “Recuerden esto: El que siembra escasamente, escasamente cosechará, y el que siembra en abundancia, en abundancia cosechará. Cada uno debe dar según lo que haya decidido en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al que da con alegría” (2 Corintios 9:6-7).  Pablo ni siquiera lo llama diezmo; simplemente ‘dar’. Y es que disculpen, pero vuelvo a lo mismo de días anteriores: Nuestro Dios, nuestro Grandioso Rey, Señor y Salvador merece lo mejor.
El Señor hace un desafío “Pruébenme en esto”. Si no lo creen, pruébenlo. Yo los animo a que lo hagan. Hay que dar; el dar trae mucha bendición y Dios se goza con el dador alegre.

Amado Señor: Gracias porque tu Palabra es una y toda es verdad. Gracias porque Tú eres el dueño del oro y de la plata del mundo y por tu soberanía, la repartes como quieres. Sigue enseñándonos a darte lo mejor; Tú lo mereces todo y tan solo nos pides una décima parte de lo que también te pertenece. Pero Señor, si no es una décima parte, te rogamos que aceptes nuestra ofrenda. Gracias porque amas al dador alegre y te gozas con él. Gracias por las enseñanzas que a diario nos regalas. ¡Bendito seas Dios Celestial!

Un abrazo y bendiciones.

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