viernes, 4 de noviembre de 2016

No existe nadie más importante que nuestro Dios

Entonces los administradores y los sátrapas empezaron a buscar algún motivo para acusar a Daniel de malos manejos en los negocios del reino. Sin embargo, no encontraron de qué acusarlo porque, lejos de ser corrupto o negligente, Daniel era un hombre digno de confianza. 
Daniel 6:4. 

Lectura: Daniel 6:1-28.  Versículo del día: Daniel 6:4.

MEDITACIÓN DIARIA

¡La envidia haciendo estragos! El corazón del hombre egocéntrico solo busca sus propios intereses y se propone pasar por encima de quién sea para lograr sus objetivos. Esto le sucedió a Daniel durante el reinado de Darío. Los administradores y sátrapas se unieron para que el rey emitiera un decreto donde se promulgaba echar al foso de los leones a quien no honrara ni adorara al rey. Conociendo Daniel el decreto, se dirigió a quién tenía que hacerlo: ¡Al Dios del cielo! Y esperó confiado en Él. Sus enemigos se salieron con la suya y Daniel fue a parar al lado de los leones. Pero para su sorpresa después de pasar la noche con ellos, no obtuvo ni un solo rasguño; el castigo se convirtió para quienes lo habían acusado injustamente, junto con sus esposas e hijos: no alcanzaron a caer al foso cuando ya los leones habían caído sobre ellos y triturado los huesos.
Podemos seguir aprendiendo de Daniel su persistencia en la oración y su fe arrolladora en su Dios. Su testimonio sirvió para que Darío también enalteciera y decretara que en todo lugar de su reino, la gente honrara y adorara al Dios de Daniel. ¡Lo que Dios puede hacer cuando una persona se propone obedecerle! Sigamos su ejemplo y no temamos al hombre por más poder y riqueza que tenga. No existe nadie más importante que nuestro Dios.

Amado Señor: Enséñanos a no tenerle temor a los hombres por muy importante que sea su cargo ni anteponerlos por encima de Ti. Queremos rendirte adoración y pleitesía, porque Tú  solamente eres nuestro Rey soberano. Que nuestra oración sea el arma que continuamente usemos y tengamos a la mano, para hacerte conocer nuestras angustias y afanes como también nuestras alegrías y éxitos. Gracias buen Señor.

Un abrazo y bendiciones.


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