Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva la firmeza de mi espíritu.
Salmo 51:10.
Lectura: Salmo 51:1-17. Versículo del día: Salmo 51:10.
MEDITACIÓN DIARIA
El Rey David se sintió
avergonzado y aniquilado cuando comprendió hasta dónde su pecado lo había
llevado: adulterio, engaño, mentira, orgullo, prepotencia, homicidio, etc. Pero
es que no necesitamos que todas estas culpas y otras más lluevan sobre nosotros
porque todos hemos sido pecadores y a diario de un modo u otro estamos cayendo.
Lo importante es darnos cuenta y orar humildemente como David, pidiéndole al
Señor perdón y limpieza. Necesitamos segundo a segundo que el Espíritu Santo
nos convenza de pecado e inmediatamente quebrantar el corazón ante el Señor. En
mis primeros pasos como cristiana me enseñaron lo que era la respiración espiritual:
botar, exhalar lo impuro: confesar el pecado; e inhalar: recibir el perdón de
Dios y su limpieza (1 Juan 1:9-10). Dicho acto es volver a tener comunión con
el Señor para seguir disfrutando de su
amor.
Nuestro caminar diario espiritual
necesita provisionarse de este oxígeno segundo a segundo. Muchas veces nos
olvidamos que le hemos entregado nuestra vida a Jesús y queremos volver a tomar
las riendas; al retomarlas vamos a desviarnos del camino. Son tantas las cosas
que nos pueden extraviar: el orgullo, la mentira, la falta de perdón, la falsa
piedad, el enojo, la envidia y otras más. No podemos dejar que se interrumpa
nuestra relación con el Señor. Ahí es que igual que David debemos humillarnos.
Pedirle a Dios que nos dé un corazón limpio y que renueve nuestro espíritu para
que siempre vaya en la dirección correcta.
Señor mío y Dios mío:
Somos frágiles y débiles; ¡necesitamos tanto tu ayuda! Tú eres el aire que
infundes en nuestro espíritu aliento de vida, pero con frecuencia nos ahogamos
sin el oxígeno indispensable y la respiración espiritual se cae. Enséñanos a
voltear con corazón contrito y humillado los ojos hacia Ti y a recibir en
humildad también, el perdón y la limpieza tuya. ¡Gracias buen Señor!
Un abrazo y
bendiciones.
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