Dice el necio en su corazón: ‘No hay Dios’. Están corrompidos, sus obras son detestables; ¡no hay uno solo que haga lo bueno!
Salmo 52:1.
Lectura: Salmo 52:1-6. Versículo del día: Salmo 52:1.
MEDITACIÓN DIARIA
Bien dice la Palabra:
“’no hay uno solo que haga lo bueno”. Es que por más que el hombre se esfuerce
en ser bueno, piadoso, hacer buenas obras, no hacerle mal a nadie e incluso siguiendo
una religión o filosofía, nada de esto le servirá. “Desde el cielo Dios contempla a los
mortales, para ver si hay alguien que sea sensato y busque a Dios. Pero todos
se han descarriado, a una se han corrompido” (vv. 2-3a). Y el Nuevo Testamento
nos lo confirma: “pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios”
(Romanos 3:23); “Porque la paga del pecado es muerte, mientras que la dádiva de
Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor” (Romanos 6:23). Pero
¡gloria a Dios! Que a pesar de ser tan pecadores, el Señor Jesucristo vino a
morir por nosotros y ahora somos justificados por su sangre: la expresión
máxima del amor de Dios: “Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en
que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8).
Entonces nos
preguntaremos: ¿Cuál es la solución? La solución es Jesucristo del Hijo de
Dios. Tenemos que reconocer que somos pecadores y aceptar la obra de Jesús aquí
en la tierra. Debemos recibirlo personalmente en cada corazón (Juan 1:12), para
así ser justificados y tener el derecho a la vida eterna.
Si no lo has hecho, es
el momento preciso para orar. Podemos orar así: Señor Jesucristo: Yo te
necesito. Te abro la puerta de mi vida para que seas mi Señor y Salvador.
Reconozco que viniste a pagar por mis pecados y te agradezco por ello; también
reconozco que te humillaste por mí, moriste en una cruz y resucitaste para
darme testimonio de vida. Gracias Señor por perdonar mis pecados y darme una
nueva vida contigo. Amén.
Un abrazo y
bendiciones.
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